29/11/2018, 19:16
El Uchiha escuchó, paciente, las explicaciones de Datsue. Desde luego, un Fuuin que pudiera emular al mejor comunicador del mundo era toda una hazaña. Akame asintió, entusiasmado, mientras se levantaba parte del pelo enmarañado que le cubría la oreja izquierda.
—Venga, venga, dale —instó, emocionado. Aquella técnica estaba realmente bien, su Hermano se había vuelto un auténtico maestro de los sellados y eso le llenaba de orgullo.
Una vez realizado el sello y finalizado el viaje, Akame se despidió de Datsue y marchó a casa. Aquella noche iba a drogarse todo lo que pudiera y más, con tal de poder conciliar el sueño tranquilamente sin que Shukaku le molestase con sus pesadillas.
—Venga, venga, dale —instó, emocionado. Aquella técnica estaba realmente bien, su Hermano se había vuelto un auténtico maestro de los sellados y eso le llenaba de orgullo.
Una vez realizado el sello y finalizado el viaje, Akame se despidió de Datsue y marchó a casa. Aquella noche iba a drogarse todo lo que pudiera y más, con tal de poder conciliar el sueño tranquilamente sin que Shukaku le molestase con sus pesadillas.