17/12/2018, 21:04
—¿Serio yo? ¡Pff! ¡Qué va! ¿Por qué iba a estarlo? ¿Por aliarnos con los mismos que tienen retenida a mi novia? ¿Con los que intentaron asesinar a mi Hermano? ¿Por qué me sugirieron olvidarme de ella? Ah, ¿o lo dices por Akame? Que resulta que es un espía, el tío. Trabaja para una organización secreta llamada Tengu. Está encerrado hasta que descubran más del grupo para el que trabajaba y del papel que tenía aquí. ¿Luego? Bueno, si puedo demostrar que ya había cortado cualquier vínculo con ellos, quizá haya esperanza. ¿Si no?
Mi mirada no se movió de la figura de Datsue, sin mirar un punto concreto de su cara pero sin dejar de mirarle. Nunca había visto a mi compañero tan perdido, jamás. Incluso en las situaciones más incongruentes, en las peores encerronas y enfrentandose a terribles consecuencias si algo salía mal, siempre había ido hacia delante. Puede que no con decisiones acertadas, si no inventando una mentira aún más descarada que la que le metió en el fregado inicialmente, pero Uchiha Datsue no se rendía.
Si una jugada le salía mal, buscaba otra más arriesgada. Si un engaño no colaba, se hacía otro aún más enrevesado. Si el primer paso de un plan salía mal, saltaba directamente al quinto o al sexto. Pero nunca se detenía.
Hasta ahora.
Con cada palabra martilleaba aún más el ataud de su inventiva. No había ideas, no había planes, había rendición en su mirada, una amarga ironía en su discurso, una auto compasión que me daba autentico grima oír en su boca.
Ojalá supiese qué decir para que se recompusiera, ojala, en caso de saberlo, pudiese decírselo. Yo no era él, no le iba a mentir, si algo saldría de mi sería mi pura y dura opinión.
Se levantó y fue a por más bebida para hacer más llevadera su huida de la realidad. Le ignoré, no le seguí con la mirada, me quedé mirando el sofá donde estaba sentado.
— Me has decepcionado, Datsue. ¿Qué mierdas me estás contando? ¿Que tu novia está encerrada en Amegakure? ¡Pues vamos y la sacamos! ¿Que "si puedes" demostrar que Akame no es un traidor "quizá" haya esperanza? ¿¡PERO QUÉ MIERDA ES ESA!? ¿Quien coño eres? Uchiha Datsue, el Intrepido, no se queda lloriqueando y bebiendo en su casa como un crio malcriado al que su padre le ha cortado el grifo. Si quieres probar la inocencia de Akame, ¡sal ahí y haz algo! Si quieres rescatar a tu novia, ¡sal ahí y HAZ ALGO!
Me había levantado y le hacía gestos para acompañar mi discurso, señalandole la puerta al final del discurso.
— Si te acusasen a ti de traidor, ¿crees que me quedaría secando mis lagrimas en Stuffy? No, joder, removería cielo y tierra hasta encontrar algo que me diese la razón, y si no lo encontrase, cosa que dudo porque yo lo encuentro todo, me lo inventaría. Y eso lo aprendí de ti, el mismo que ahora me dice entre sollozos "es que me han dicho que Akame es un traidor, igual a lo mejor puedo probar que no es tan traidor".
La última parte fue en un tono agudo y gesticulando las comillas. Tomé aire para lo siguiente.
— ¡PERO QUE COÑO ME ESTAS CONTANDO!
Suspiré aliviado.
— Eso era todo, ahora, con tu permiso, me voy a buscar a alguien con un par de huevos.
Hice ademán de irme esperando que él reaccionase. Pero si no lo hacía, me iría directo a la puerta.
Mi mirada no se movió de la figura de Datsue, sin mirar un punto concreto de su cara pero sin dejar de mirarle. Nunca había visto a mi compañero tan perdido, jamás. Incluso en las situaciones más incongruentes, en las peores encerronas y enfrentandose a terribles consecuencias si algo salía mal, siempre había ido hacia delante. Puede que no con decisiones acertadas, si no inventando una mentira aún más descarada que la que le metió en el fregado inicialmente, pero Uchiha Datsue no se rendía.
Si una jugada le salía mal, buscaba otra más arriesgada. Si un engaño no colaba, se hacía otro aún más enrevesado. Si el primer paso de un plan salía mal, saltaba directamente al quinto o al sexto. Pero nunca se detenía.
Hasta ahora.
Con cada palabra martilleaba aún más el ataud de su inventiva. No había ideas, no había planes, había rendición en su mirada, una amarga ironía en su discurso, una auto compasión que me daba autentico grima oír en su boca.
Ojalá supiese qué decir para que se recompusiera, ojala, en caso de saberlo, pudiese decírselo. Yo no era él, no le iba a mentir, si algo saldría de mi sería mi pura y dura opinión.
Se levantó y fue a por más bebida para hacer más llevadera su huida de la realidad. Le ignoré, no le seguí con la mirada, me quedé mirando el sofá donde estaba sentado.
— Me has decepcionado, Datsue. ¿Qué mierdas me estás contando? ¿Que tu novia está encerrada en Amegakure? ¡Pues vamos y la sacamos! ¿Que "si puedes" demostrar que Akame no es un traidor "quizá" haya esperanza? ¿¡PERO QUÉ MIERDA ES ESA!? ¿Quien coño eres? Uchiha Datsue, el Intrepido, no se queda lloriqueando y bebiendo en su casa como un crio malcriado al que su padre le ha cortado el grifo. Si quieres probar la inocencia de Akame, ¡sal ahí y haz algo! Si quieres rescatar a tu novia, ¡sal ahí y HAZ ALGO!
Me había levantado y le hacía gestos para acompañar mi discurso, señalandole la puerta al final del discurso.
— Si te acusasen a ti de traidor, ¿crees que me quedaría secando mis lagrimas en Stuffy? No, joder, removería cielo y tierra hasta encontrar algo que me diese la razón, y si no lo encontrase, cosa que dudo porque yo lo encuentro todo, me lo inventaría. Y eso lo aprendí de ti, el mismo que ahora me dice entre sollozos "es que me han dicho que Akame es un traidor, igual a lo mejor puedo probar que no es tan traidor".
La última parte fue en un tono agudo y gesticulando las comillas. Tomé aire para lo siguiente.
— ¡PERO QUE COÑO ME ESTAS CONTANDO!
Suspiré aliviado.
— Eso era todo, ahora, con tu permiso, me voy a buscar a alguien con un par de huevos.
Hice ademán de irme esperando que él reaccionase. Pero si no lo hacía, me iría directo a la puerta.
—Nabi—