11/01/2019, 13:07
(Última modificación: 11/01/2019, 13:08 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
«Si pierde un año de memoria cada vez que muere...» Nada les impedía lavarle el cerebro, pensó Hanabi. Nada les impedía borrarle la memoria por completo, sustituirla por un cuento dulce. Hacerla una de los suyos. Por supuesto, no le iba a decir eso a Datsue, no por el momento. Y por supuesto, tendrían que añadir ciertas dosis de realidad a la mezcla. No querían que la muchacha se topase con alguien de Amegakure y decidiera volver con sus compatriotas. Incidirían, sobretodo, en su sellado a manos de Yui. Sí, en lo injusto que fue. Algo le decía que no tendría que mover muchos hilos para eso, que el propio Datsue, sin duda alguna, se ocuparía de hacerlo.
Quería ayudar a aquél muchacho, aunque aquél muchacho no hubiese sido, en múltiples ocasiones ya, nada más que un liante. Pero era un Uchiha, y uno rematadamente bueno. Era fiel a sus amigos, y fiel a su corazón, tan fiel como para arriesgar la vida por recuperar a una amante de otro país. Si reconducía esa energía... Ya casi lo había conseguido...
Pero sus cavilaciones interiores sólo hicieron que el golpe que estaba por venir fuese mucho más duro aún. Hanabi sintió que la vista se le desvanecía, y se llevó la única mano libre de goteros a la cabeza.
—¿¡Cómo es posible que se haya colado otro más!? ¡Definitivamente tenemos que aumentar la seguridad en esta aldea! —interrumpió a Datsue, en medio relato—. Lo siento, continúa.
El mandatario asistió atónito al resto de la historia, y cuando Datsue concluyó mencionando el nombre de Yubiwa, chasqueó la lengua contra el paladar y apartó la mirada.
—Ese zorro ladino... —maldijo—. Mira a ver si tu teoría coincide con lo que nos envió Kenzou hace un tiempo: ese tipo es ahora un criminal buscado de rango S en Kusagakure.
»Por lo visto, no ha vuelto a ser el mismo desde que ocurrió todo aquél asunto de los hilos de chakra natural —explicó—. Kenzou nos dijo que el muchacho insistía en que soñaba cosas sobre una aldea perdida, de la Cascada, y sobre un País del Río. Que se veía a él al frente. Al principio no eran más que bobadas, pero según Kenzou desde lo que ocurrió en el examen de chuunin el tipo se fue volviendo más y más demente. Lo pillaron intentando comprar a un par de ANBU para exiliarse con él. Kenzou lo confrontó a la salida de la aldea una noche, pero no pudo evitar que se marchase. Dijo que ya no creía que todo fueran sueños. Que hablaba como si esa aldea hubiese existido de verdad.
»Si tu Sharingan no detectó una mentira... es porque quizás no lo era. Quizás era un delirio, quizás se lo creía todo. ¡Oh, por todos los Dioses, Datsue! ¡Estuviste a punto de irte con él! ¿¡No!?
Quería ayudar a aquél muchacho, aunque aquél muchacho no hubiese sido, en múltiples ocasiones ya, nada más que un liante. Pero era un Uchiha, y uno rematadamente bueno. Era fiel a sus amigos, y fiel a su corazón, tan fiel como para arriesgar la vida por recuperar a una amante de otro país. Si reconducía esa energía... Ya casi lo había conseguido...
Pero sus cavilaciones interiores sólo hicieron que el golpe que estaba por venir fuese mucho más duro aún. Hanabi sintió que la vista se le desvanecía, y se llevó la única mano libre de goteros a la cabeza.
—¿¡Cómo es posible que se haya colado otro más!? ¡Definitivamente tenemos que aumentar la seguridad en esta aldea! —interrumpió a Datsue, en medio relato—. Lo siento, continúa.
El mandatario asistió atónito al resto de la historia, y cuando Datsue concluyó mencionando el nombre de Yubiwa, chasqueó la lengua contra el paladar y apartó la mirada.
—Ese zorro ladino... —maldijo—. Mira a ver si tu teoría coincide con lo que nos envió Kenzou hace un tiempo: ese tipo es ahora un criminal buscado de rango S en Kusagakure.
»Por lo visto, no ha vuelto a ser el mismo desde que ocurrió todo aquél asunto de los hilos de chakra natural —explicó—. Kenzou nos dijo que el muchacho insistía en que soñaba cosas sobre una aldea perdida, de la Cascada, y sobre un País del Río. Que se veía a él al frente. Al principio no eran más que bobadas, pero según Kenzou desde lo que ocurrió en el examen de chuunin el tipo se fue volviendo más y más demente. Lo pillaron intentando comprar a un par de ANBU para exiliarse con él. Kenzou lo confrontó a la salida de la aldea una noche, pero no pudo evitar que se marchase. Dijo que ya no creía que todo fueran sueños. Que hablaba como si esa aldea hubiese existido de verdad.
»Si tu Sharingan no detectó una mentira... es porque quizás no lo era. Quizás era un delirio, quizás se lo creía todo. ¡Oh, por todos los Dioses, Datsue! ¡Estuviste a punto de irte con él! ¿¡No!?