14/01/2019, 20:11
Hanabi presenció atónito cómo su ahora jounin se arrancaba la aguja del gotero y se levantaba de golpe.
—Discúlpeme, Hanabi-sama, pero he de partir. —El muchacho caminó hasta la mesita de noche y cogió la placa dorada de Akame—. A estas horas del día, Akame ya le habría dado dos vueltas a la Villa corriendo; practicado golpes de Taijutsu y Kenjutsu; meditado; y estaría dominando ahora un tercer elemento.
Hanabi lo retuvo un momento, agarrándolo por la camiseta. Sabía que no podría detenerlo, y menos cuando mostraba un ataque de determinación tal, no obstante...
—Cuidado, Datsue, que tienes el brazo roto. Eso va a doler más tarde. —Un recordatorio.
El muchacho demostró ser un total loco cuando abrió la ventana de la habitación y se dispuso a saltar. Si las quemaduras no le doliesen tanto, quizás Hanabi se habría levantado y le habría impedido irse. Ahora no le parecía tan buena idea dejarlo marchar. Pero no pudo hacerlo. Y menos cuando el Uchiha pronunció las palabras mágicas:
—Larga vida a Uzushiogakure no Sato.
—Larga y próspera, amigo mío. Larga y próspera...
Más tarde, cuando la enfermera vino a cambiar los goteros, se echó las manos a la cabeza y preguntó a Hanabi dónde había ido Datsue, el líder de Uzushiogakure mintió y dijo que despertó tras la siesta del mediodía y la cama ya estaba vacía.
—Discúlpeme, Hanabi-sama, pero he de partir. —El muchacho caminó hasta la mesita de noche y cogió la placa dorada de Akame—. A estas horas del día, Akame ya le habría dado dos vueltas a la Villa corriendo; practicado golpes de Taijutsu y Kenjutsu; meditado; y estaría dominando ahora un tercer elemento.
Hanabi lo retuvo un momento, agarrándolo por la camiseta. Sabía que no podría detenerlo, y menos cuando mostraba un ataque de determinación tal, no obstante...
—Cuidado, Datsue, que tienes el brazo roto. Eso va a doler más tarde. —Un recordatorio.
El muchacho demostró ser un total loco cuando abrió la ventana de la habitación y se dispuso a saltar. Si las quemaduras no le doliesen tanto, quizás Hanabi se habría levantado y le habría impedido irse. Ahora no le parecía tan buena idea dejarlo marchar. Pero no pudo hacerlo. Y menos cuando el Uchiha pronunció las palabras mágicas:
—Larga vida a Uzushiogakure no Sato.
—Larga y próspera, amigo mío. Larga y próspera...
Más tarde, cuando la enfermera vino a cambiar los goteros, se echó las manos a la cabeza y preguntó a Hanabi dónde había ido Datsue, el líder de Uzushiogakure mintió y dijo que despertó tras la siesta del mediodía y la cama ya estaba vacía.