16/01/2019, 23:13
El destino era un ente caprichoso. Quizás mas de los que se esperaba la gente. Cuando el destino tomaba una decisión, no había vuelta atrás. Y estaban los valientes que creían que se podía luchar contra el destino. Nadie, absolutamente nadie, puede derrotar al destino. Al menos ese era mi punto de vista.
Aquel día gris y oscuro las nubes amenazaban con derramar sus lagrimas por aquellos a los que el destino había decidido llevarse y por los cuales se celebraba un funeral en su honor. Aún así, el cielo parecía comprender que no era su momento de llorar, y dejaba que fueran los familiares y amigos quienes derramaran las lagrimas. Pero quizás, al final del día, el cielo no pudiera contener mas las suyas.
Yo no era especialmente amigo o conocido de ninguno. Es cierto que había coincidido con Akame alguna vez y que había escuchado su nombre ¿Quien no lo había hecho en Uzushiogakure? Pero nunca había mantenido una estrecha relación de amistad con ninguno. Fuí mas por cortesía y por educación, vestido de negro como todos los demás, aunque realmente no me gustaban nada esas cosas.
Aquella situación no hacía mas que revolver las dudas que cada vez sentía con mas fuerza en mi corazon. Quizás ya no eran solo dudas, quizás también había miedo. Si Akame, que tenia pocos años mas que yo y el nivel de un joinin, había muerto tan joven ¿Que le deperaba el futuro a alguien como yo? ¿Que tenia el destino preparado para un shinobi incapaz de ser un shinobi?
Que llegara mi turno de depositar la rosa blanca me sacó de mis pensamientos. La dejé allí y me aparté para dejar paso al siguiente.
Cuando aquello termino, seguí la procesión hasta el cementerio por cortesía, pero realmente no quería estar allí. No era por que no me importasen aquellas personas por el hecho de no conocerlas o de conocerlas poco, no por el hecho de que no tuviera lazos que me unieran a ellas, no. Lo que realmente me incomodaba era el hecho de que no paraba de imaginarme a mi mismo dentro de uno de esos ataúdes.
Ni siquiera cuando llegué a mi casa al finalizar la ceremonia sentí mas aliviado mi corazón.
Aquel día gris y oscuro las nubes amenazaban con derramar sus lagrimas por aquellos a los que el destino había decidido llevarse y por los cuales se celebraba un funeral en su honor. Aún así, el cielo parecía comprender que no era su momento de llorar, y dejaba que fueran los familiares y amigos quienes derramaran las lagrimas. Pero quizás, al final del día, el cielo no pudiera contener mas las suyas.
Yo no era especialmente amigo o conocido de ninguno. Es cierto que había coincidido con Akame alguna vez y que había escuchado su nombre ¿Quien no lo había hecho en Uzushiogakure? Pero nunca había mantenido una estrecha relación de amistad con ninguno. Fuí mas por cortesía y por educación, vestido de negro como todos los demás, aunque realmente no me gustaban nada esas cosas.
Aquella situación no hacía mas que revolver las dudas que cada vez sentía con mas fuerza en mi corazon. Quizás ya no eran solo dudas, quizás también había miedo. Si Akame, que tenia pocos años mas que yo y el nivel de un joinin, había muerto tan joven ¿Que le deperaba el futuro a alguien como yo? ¿Que tenia el destino preparado para un shinobi incapaz de ser un shinobi?
Que llegara mi turno de depositar la rosa blanca me sacó de mis pensamientos. La dejé allí y me aparté para dejar paso al siguiente.
Cuando aquello termino, seguí la procesión hasta el cementerio por cortesía, pero realmente no quería estar allí. No era por que no me importasen aquellas personas por el hecho de no conocerlas o de conocerlas poco, no por el hecho de que no tuviera lazos que me unieran a ellas, no. Lo que realmente me incomodaba era el hecho de que no paraba de imaginarme a mi mismo dentro de uno de esos ataúdes.
Ni siquiera cuando llegué a mi casa al finalizar la ceremonia sentí mas aliviado mi corazón.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)