22/01/2019, 21:54
Eri dejó caer su rostro hacia delante, donde su flequillo tapó parcialmente su visión, perdida en un punto del té rojo que tenía delante. Datsue tardó en contestar, pero a ella no le importaba, suponía que todo aquello pasado le había afectado muy negativamente, así que no podía culparlo.
Datsuse saludó a Eri con su habitual alegría, y la pelirroja le revolvió el pelo, pero no tardó mucho en irse hacia la ventana, a lo mejor había visto algún pájaro o algo.
—Gracias. Prefiero no hablar del tema, sinceramente. Es más, prefiero no hablar de mí.
Eri le mostró una sonrisa triste.
—Lo comprendo, no te preocupes —por un momento, un pensamiento venenoso pasó por su cabeza. ¿Y si Datsue no le contaba nada sobre él porque ya no confiaba en ella? ¿Y si al final se había granjeado el odio de sus compañeros de villa por sus discusiones? ¿Y si...?
— Nah, ni se enteran, ¿no ves que soy un ninja de los que no quedan? Ah, mira, ahí está Datsuse. Oh, dios, ¡sigue vivo! Impresionante. Mierda, viene hacia aquí. Corre, Stuffy, ¡maniobra de distracción!
—Eh, espera, Datsue, ¿no has escuchado nada? —preguntó, con el ceño fruncido. Unos ladridos le confirmaban aquello que había temido —. Reconozco esos ladridos... —murmuró, levantándose y dirigiéndose a la puerta.
Abriéndola y no encontrando a nadie allí.
Datsuse saludó a Eri con su habitual alegría, y la pelirroja le revolvió el pelo, pero no tardó mucho en irse hacia la ventana, a lo mejor había visto algún pájaro o algo.
—Gracias. Prefiero no hablar del tema, sinceramente. Es más, prefiero no hablar de mí.
Eri le mostró una sonrisa triste.
—Lo comprendo, no te preocupes —por un momento, un pensamiento venenoso pasó por su cabeza. ¿Y si Datsue no le contaba nada sobre él porque ya no confiaba en ella? ¿Y si al final se había granjeado el odio de sus compañeros de villa por sus discusiones? ¿Y si...?
— Nah, ni se enteran, ¿no ves que soy un ninja de los que no quedan? Ah, mira, ahí está Datsuse. Oh, dios, ¡sigue vivo! Impresionante. Mierda, viene hacia aquí. Corre, Stuffy, ¡maniobra de distracción!
—Eh, espera, Datsue, ¿no has escuchado nada? —preguntó, con el ceño fruncido. Unos ladridos le confirmaban aquello que había temido —. Reconozco esos ladridos... —murmuró, levantándose y dirigiéndose a la puerta.
Abriéndola y no encontrando a nadie allí.