23/01/2019, 20:18
Datsue quería guerra, eso estaba más que claro, aunque no parecía llegar al nivel de venganza por la muerte de su Hermano. A raíz de todo aquello y de sus propias palabras, ofreció la posibilidad de...
—¿Cuánto hace que no luchamos entre nosotros? ¿Desde la Academia?
Efectivamente, pegarse entre ellos.
—¿Qué me decís si hacemos un pequeño combate de entrenamiento? Y así me bajáis un poco los humos, ¿eh? Que últimamente escucho a todo uzujin diciendo que soy el ninja más fuerte de la Villa, y me viene bien una lección.
— Creo que no estoy a la altura de Datsue-sama y Eri-sama, al fin y al cabo, yo solo soy un pobre genin y tengo un perro tuerto. ¿Qué podría hacer yo contra vosotros? Que sois practicamente semidioses, sobre todo Eri. Pero si me lo pides dos veces, no te diré que no.
Pues ella no estaba del todo de acuerdo.
—¿Sería un todos contra todos o... Un dos contra uno? La verdad es que si te tenemos que bajar los humos entre dos, quiere decir que sí que eres uno de los más fuertes de la villa —pero no se comparaba con Hanabi, claro, ese hombre era una bestia—. Pero la verdad es que me apetece mucho — aquello lo dijo a la vez que formaba una sonrisa —algo siniestra— en sus labios. Le apetecía combatir contra ellos, quería saber cuanto habían mejorado desde sus propias carnes, y, qué narices, un poco de competitividad nunca venía mal—. Podríamos ir al campo de entrenamiento y hacer una batalla campal, el último en pie gana.
—¿Cuánto hace que no luchamos entre nosotros? ¿Desde la Academia?
Efectivamente, pegarse entre ellos.
—¿Qué me decís si hacemos un pequeño combate de entrenamiento? Y así me bajáis un poco los humos, ¿eh? Que últimamente escucho a todo uzujin diciendo que soy el ninja más fuerte de la Villa, y me viene bien una lección.
— Creo que no estoy a la altura de Datsue-sama y Eri-sama, al fin y al cabo, yo solo soy un pobre genin y tengo un perro tuerto. ¿Qué podría hacer yo contra vosotros? Que sois practicamente semidioses, sobre todo Eri. Pero si me lo pides dos veces, no te diré que no.
Pues ella no estaba del todo de acuerdo.
—¿Sería un todos contra todos o... Un dos contra uno? La verdad es que si te tenemos que bajar los humos entre dos, quiere decir que sí que eres uno de los más fuertes de la villa —pero no se comparaba con Hanabi, claro, ese hombre era una bestia—. Pero la verdad es que me apetece mucho — aquello lo dijo a la vez que formaba una sonrisa —algo siniestra— en sus labios. Le apetecía combatir contra ellos, quería saber cuanto habían mejorado desde sus propias carnes, y, qué narices, un poco de competitividad nunca venía mal—. Podríamos ir al campo de entrenamiento y hacer una batalla campal, el último en pie gana.