24/01/2019, 00:20
Los silbidos se detuvieron.
—¿Mmh? ¡Sí, claro, pasa, pasa! Estoy libre. —Sí que era la voz de Hanabi la que le contestó. El lider de los uzujin se encontraba, en ese momento, reorganizando los innumerables libros de su estantería. Quizás por casualidad, quizás a tenor de las últimas circunstancias, los libros Técnicas avanzadas de Fuuinjutsu y Lo que sabemos de los Bijuu estaban ahora los primeros, a la derecha del todo, para tenerlos más a mano. Por supuesto, era un detalle del que Reiji no podría haberse percatado. Hanabi se acercó a su escritorio, retiró la silla y tomó asiento, mostrándole a Reiji una sonrisa afable, y señalando a la silla que había delante para que él también tomara asiento—. Sasaki Reiji, ¿no es así? Dime, ¿qué te trae por mi humilde despacho?
—¿Mmh? ¡Sí, claro, pasa, pasa! Estoy libre. —Sí que era la voz de Hanabi la que le contestó. El lider de los uzujin se encontraba, en ese momento, reorganizando los innumerables libros de su estantería. Quizás por casualidad, quizás a tenor de las últimas circunstancias, los libros Técnicas avanzadas de Fuuinjutsu y Lo que sabemos de los Bijuu estaban ahora los primeros, a la derecha del todo, para tenerlos más a mano. Por supuesto, era un detalle del que Reiji no podría haberse percatado. Hanabi se acercó a su escritorio, retiró la silla y tomó asiento, mostrándole a Reiji una sonrisa afable, y señalando a la silla que había delante para que él también tomara asiento—. Sasaki Reiji, ¿no es así? Dime, ¿qué te trae por mi humilde despacho?