31/01/2019, 12:21
—¿Enfadada? ¿Por qué iba a estar enfadada? —se rio Shanise, pero Ayame torció el gesto—. Si tú no has hecho nada. Bueno, a decir verdad, Yui se enfada con bastante facilidad. Pero no creo. Si hay alguien a quien se la tenga jurada ahora mismo, es a ese tal Kurama. Y al Gobi.
Un estremecimiento recorrió el cuerpo de la kunoichi justo antes de que Shanise le colocara una mano sobre el hombro.
«No lo he olvidado... Kokuō.» Habló para sus adentros, consciente de que debía estar escuchándola con toda probabilidad. «Aguanta un poco, por favor.»
—Si puedes andar, sígueme. Vamos a reservarnos una habitación en algún hotel para que te cambies y para pasar la noche. Ya mañana, cuando estés recuperada, partiremos de vuelta a Amegakure.
—Creo... creo que sí puedo —asintió Ayame, echando a andar tras la mujer colina abajo. Estaba deseando quitarse aquellas ropas y poder darse una buena ducha caliente... Y comer. ¡Echaba tanto de menos comer! Un buen plato caliente para reponer sus energías... Pero lo que en otras ocasiones habría sido un descenso sumamente fácil, ahora se había convertido en un verdadero esfuerzo para ella. Sentía que la gravedad tiraba de ella con más fuerza que nunca, que las piernas apenas podían sostener su peso y resistir aquella atracción al mismo tiempo... Al final, alguna vez se vio obligada a apoyarse momentáneamente en Shanise, pero enseguida se soltaba en cuanto recuperaba el control. Y el aliento—. Lo de antes lo preguntaba porque... llegué a pensar que estaría harta de mí... No sólo he perdido el control un montón de veces, y la última fue la peor de todas, sino que, para cuando al fin se me levantó el castigo lo primero que pasó en cuanto puse un pie fuera de la aldea fue... eso...
Un estremecimiento recorrió el cuerpo de la kunoichi justo antes de que Shanise le colocara una mano sobre el hombro.
«No lo he olvidado... Kokuō.» Habló para sus adentros, consciente de que debía estar escuchándola con toda probabilidad. «Aguanta un poco, por favor.»
—Si puedes andar, sígueme. Vamos a reservarnos una habitación en algún hotel para que te cambies y para pasar la noche. Ya mañana, cuando estés recuperada, partiremos de vuelta a Amegakure.
—Creo... creo que sí puedo —asintió Ayame, echando a andar tras la mujer colina abajo. Estaba deseando quitarse aquellas ropas y poder darse una buena ducha caliente... Y comer. ¡Echaba tanto de menos comer! Un buen plato caliente para reponer sus energías... Pero lo que en otras ocasiones habría sido un descenso sumamente fácil, ahora se había convertido en un verdadero esfuerzo para ella. Sentía que la gravedad tiraba de ella con más fuerza que nunca, que las piernas apenas podían sostener su peso y resistir aquella atracción al mismo tiempo... Al final, alguna vez se vio obligada a apoyarse momentáneamente en Shanise, pero enseguida se soltaba en cuanto recuperaba el control. Y el aliento—. Lo de antes lo preguntaba porque... llegué a pensar que estaría harta de mí... No sólo he perdido el control un montón de veces, y la última fue la peor de todas, sino que, para cuando al fin se me levantó el castigo lo primero que pasó en cuanto puse un pie fuera de la aldea fue... eso...