31/01/2019, 12:40
—El castigo que se te impuso fue ejemplar —contestó Shanise, negando con la cabeza—, así como tu respuesta a dicho castigo. Una vez cumplido, Yui estuvo satisfecha, y más después de los informes de tu padre.
Ayame se ruborizó ligeramente, pero no supo qué responder al halago. Shanise señaló entonces a un edificio alto de color rosado que se alzaba algo alejado del centro del Valle de los Dojos.
—Vamos a ese, que no es caro y está bastante bien.
—Bien.
—De todas formas, Ayame —añadió la jonin, con un profundo suspiro—. Yo no me preocuparía por lo que ha pasado sino por lo que está por pasar. Has estado muchos meses ausente y ahora tienes que ponerte las pilas, más que nunca. Para que esos hijos de puta no puedan revertirte el sello de nuevo.
—Casi tres meses... —concretó Ayame, palideciendo ante el solo recuerdo de aquel interminable calvario... y ante la idea de que Kuroyuki o cualquiera de los otros siete Generales desconocidos volvieran a por ella—. Lo sé, Shanise-senpai. Tengo que ponerme al día en muchas cosas. Además... no puedo permitirme que Daruu-kun me siga adelantando —añadió, con una temblorosa sonrisa.
Aunque enseguida retornó a su gesto anterior.
—Aún no se sabe nada, ¿verdad? De Kurama o esos Generales...
Ayame se ruborizó ligeramente, pero no supo qué responder al halago. Shanise señaló entonces a un edificio alto de color rosado que se alzaba algo alejado del centro del Valle de los Dojos.
—Vamos a ese, que no es caro y está bastante bien.
—Bien.
—De todas formas, Ayame —añadió la jonin, con un profundo suspiro—. Yo no me preocuparía por lo que ha pasado sino por lo que está por pasar. Has estado muchos meses ausente y ahora tienes que ponerte las pilas, más que nunca. Para que esos hijos de puta no puedan revertirte el sello de nuevo.
—Casi tres meses... —concretó Ayame, palideciendo ante el solo recuerdo de aquel interminable calvario... y ante la idea de que Kuroyuki o cualquiera de los otros siete Generales desconocidos volvieran a por ella—. Lo sé, Shanise-senpai. Tengo que ponerme al día en muchas cosas. Además... no puedo permitirme que Daruu-kun me siga adelantando —añadió, con una temblorosa sonrisa.
Aunque enseguida retornó a su gesto anterior.
—Aún no se sabe nada, ¿verdad? De Kurama o esos Generales...