3/02/2019, 01:23
Ante la fría contestación, no cambió en ningún momento su expresión, manteniendo la sonrisa. "No tengo intención de dejar que eso pase." Aquellas palabras salieron desde la ignorancia, pero cargaban con toda su honestidad. No lo dijo en voz alta, por respeto a los sentimientos del Uchiha, pero al menos el Yotsuki tenía ideas firmes sentadas en la cabeza. Si dudaba sobre lo que podía perder, ¿con que cara iba a salir a la calle? Él era King Rōga. Lo que pasara, es porque el lo permitió. Quizás fuese chocante aquella confianza ciega, pero algo que nunca iban a poder reprocharle, era la falta de tenacidad. "Que no te digan nunca, que no lo intentaste."
El trayecto no era ni muy largo ni muy corto. Era un pueblo pequeño, pero organizado. Siguiendo el camino recto, el de cabellos tricolor dobló en una esquina, dejando a la vista un edificio de maderas no muy distinto al resto de la arquitectura local, aunque destacaba por un letrero que rezaba: Consultorio Dr. Hayashi.
—Es aquí—. Subió por unos cortos escalones, tirando de la cuerda de una campanita que estaba colgada en la pared.
Pasarían unos segundos, cuando al abrir la ventana se asomó un señor bajito, con una calva a medias que aún dejaba ver tintes negros en la nuca. Tenía una impecable bata blanca, y unos anteojos culo de botella que resaltaban sus diminutos ojitos negros, casi cómo puntos dibujados a lápiz.
—¿En qué puedo ayudarles?— dijo amablemente.
El trayecto no era ni muy largo ni muy corto. Era un pueblo pequeño, pero organizado. Siguiendo el camino recto, el de cabellos tricolor dobló en una esquina, dejando a la vista un edificio de maderas no muy distinto al resto de la arquitectura local, aunque destacaba por un letrero que rezaba: Consultorio Dr. Hayashi.
—Es aquí—. Subió por unos cortos escalones, tirando de la cuerda de una campanita que estaba colgada en la pared.
Pasarían unos segundos, cuando al abrir la ventana se asomó un señor bajito, con una calva a medias que aún dejaba ver tintes negros en la nuca. Tenía una impecable bata blanca, y unos anteojos culo de botella que resaltaban sus diminutos ojitos negros, casi cómo puntos dibujados a lápiz.
—¿En qué puedo ayudarles?— dijo amablemente.