4/02/2019, 20:18
Aquella batalla estaba yendo por derroteros que no hubiese deseado ni a mis peores enemigos. Desde luego, Datsue era una bestia. Muchos decían que eramos los Inuzuka los que habíamos traspasado el umbral entre humano y bestia, y que nuestro bestialismo nos acabaría deshumanizando. Me hubiera gustado ver a esas personas contemplando este combate.
El Uchiha no solo había poseído de forma poco honrosa a Stuffy, si no que tras encajar dos golpes, uno de Eri de frente y otro mio por la espalda, se apartó a un lado y nos miró sonriente. Parecía mucho mejor que la Uzumaki y yo de aquí a Kusagakure. Ella aún mantenía su capa de electricidad, pero parecía estar empezando a agotarse por el combate. Yo ya había recibido daños importantes y además tenía a un perro con mi forma pegado al tobillo.
Sin duda, lo de Stuffy era lo que más me tocaba la moral. Tenía que detener lo que quiera que estuviese haciendo Datsue cuanto antes y solo había una forma, atacando. Sin darle ningún margen a ninguno de mis contrincantes, saqué una bola de mi portaobjetos y la tiré con fuerza al centro de la formación.
— ¡ERI, CIERRA LOS OJOS! — grité a pleno pulmón.
Chillé con todo mi ser, con todas las cosas que hicieran funcionar el sistema responsable del habla y de los sonidos guturales del cuerpo, sin mirar ni a Eri ni a Datsue. ¿Por qué? Porque si hacia contacto visual sospecharían. Y no estaba mintiendo porque no estaba afirmando nada, pero dar ordenes tampoco ha sido mi fuerte nunca, por eso esperaba que el tono y la canica fuesen suficiente distracción.
La sorpresa jugaría a mi favor, porque yo ya estaba aguantándome la respiración.
En cuanto la canica cayese al suelo una gran humareda nos devoraría a los cuatro. Stuffy tendría que salir, pues ese humo era del todo irrespirable y soltar mi gemelo. Cuando Eri y Datsue saliesen del humo verían que yo no salía, por lo menos, por ahora.
El Uchiha no solo había poseído de forma poco honrosa a Stuffy, si no que tras encajar dos golpes, uno de Eri de frente y otro mio por la espalda, se apartó a un lado y nos miró sonriente. Parecía mucho mejor que la Uzumaki y yo de aquí a Kusagakure. Ella aún mantenía su capa de electricidad, pero parecía estar empezando a agotarse por el combate. Yo ya había recibido daños importantes y además tenía a un perro con mi forma pegado al tobillo.
Sin duda, lo de Stuffy era lo que más me tocaba la moral. Tenía que detener lo que quiera que estuviese haciendo Datsue cuanto antes y solo había una forma, atacando. Sin darle ningún margen a ninguno de mis contrincantes, saqué una bola de mi portaobjetos y la tiré con fuerza al centro de la formación.
— ¡ERI, CIERRA LOS OJOS! — grité a pleno pulmón.
Chillé con todo mi ser, con todas las cosas que hicieran funcionar el sistema responsable del habla y de los sonidos guturales del cuerpo, sin mirar ni a Eri ni a Datsue. ¿Por qué? Porque si hacia contacto visual sospecharían. Y no estaba mintiendo porque no estaba afirmando nada, pero dar ordenes tampoco ha sido mi fuerte nunca, por eso esperaba que el tono y la canica fuesen suficiente distracción.
La sorpresa jugaría a mi favor, porque yo ya estaba aguantándome la respiración.
En cuanto la canica cayese al suelo una gran humareda nos devoraría a los cuatro. Stuffy tendría que salir, pues ese humo era del todo irrespirable y soltar mi gemelo. Cuando Eri y Datsue saliesen del humo verían que yo no salía, por lo menos, por ahora.
—Nabi—
![[Imagen: 23uv4XH.gif]](https://i.imgur.com/23uv4XH.gif)