16/10/2015, 12:02
El muchacho al que se había acercado a hablar no hacía más que mostrar cierto miedo ante la situación que se estaba desarrollando en el lugar, era acaso que se acababa de graduar como él, si no, no entendía como era posible que no mostrara una mayor valentía ante todo aquello, aunque quizás el propio Riko se había excedido en valentía al ponerse a gritar cual loco en medio de aquella pelea, casi ordenando que se callasen o se fueran del lugar para continuar la disputa.
En ese instante, Satoru comenzó a hablar, preguntándole si realmente no sentía miedo, ¿qué pregunta era aquella? Los shinobis no sienten miedo, o al menos, eso es lo que el pelinegro creía. Antes de que el joven pudiera acabar de hablar, una mano se posó en su hombro de una forma un tanto brusca, lo cual hizo que Riko se pusiera en tensión, aunque no estaba suficientemente preparado para lo que estaba a punto de acontecer.
El viejo le propinó un fuerte puñetazo a su acompañante en la cara, dejándolo claramente confundido.
— ¡¿Pero que haces maldito viejo?! ¡Ni siquiera ha sido él el que ha gritado, he sido yo! — Y acto seguido, y sin esperar reacción ninguna por parte del hombre, el ojiazul le propinó una fuerte patada en la zona genital, dejando al hombre de rodillas en el suelo, con la mano en la zona y la cara en el suelo.
En ese momento se acercó con prisas a Satoru, que estaba en la barra. — Creo que deberíamos irnos, a no ser que quieras que recibamos una paliza... Ah, y siento haberte metido en este lío — Diría el Yuki sonriendo, pues aquellas situaciones le gustaban, aunque era lo suficientemente listo como para saber que aquello acabaría mal para él si se quedaba en el lugar.
Entonces se percató de que todos los hombres, excepto el viejo, se habían levantado de sus asientos y les miraban con cara de asesinos, y disimuladamente cogían pequeñas botellas de cristal. — Creo que el momento es ahora, Satoru, vámonos. —
En ese instante, Satoru comenzó a hablar, preguntándole si realmente no sentía miedo, ¿qué pregunta era aquella? Los shinobis no sienten miedo, o al menos, eso es lo que el pelinegro creía. Antes de que el joven pudiera acabar de hablar, una mano se posó en su hombro de una forma un tanto brusca, lo cual hizo que Riko se pusiera en tensión, aunque no estaba suficientemente preparado para lo que estaba a punto de acontecer.
El viejo le propinó un fuerte puñetazo a su acompañante en la cara, dejándolo claramente confundido.
— ¡¿Pero que haces maldito viejo?! ¡Ni siquiera ha sido él el que ha gritado, he sido yo! — Y acto seguido, y sin esperar reacción ninguna por parte del hombre, el ojiazul le propinó una fuerte patada en la zona genital, dejando al hombre de rodillas en el suelo, con la mano en la zona y la cara en el suelo.
En ese momento se acercó con prisas a Satoru, que estaba en la barra. — Creo que deberíamos irnos, a no ser que quieras que recibamos una paliza... Ah, y siento haberte metido en este lío — Diría el Yuki sonriendo, pues aquellas situaciones le gustaban, aunque era lo suficientemente listo como para saber que aquello acabaría mal para él si se quedaba en el lugar.
Entonces se percató de que todos los hombres, excepto el viejo, se habían levantado de sus asientos y les miraban con cara de asesinos, y disimuladamente cogían pequeñas botellas de cristal. — Creo que el momento es ahora, Satoru, vámonos. —
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»