16/10/2015, 20:05
Off: Siento muchísimo el retraso, estoy en proceso con el máster y casi no tengo tiempo de nada últimamente >.<
Blame no tardó en reunirse con ella e, igual de maravillado, no dudó en lanzarse prácticamente contra los escaparates de vidrio. Ayame alzó las manos, ligeramente alarmada.
—C... ¡Cuidado, Blame-san! —exclamó. ¿Y si con su entusiasmo derribaba las vidrieras? ¿Y si estaban protegidas por algún tipo de alarma que protegiera el arma?
Por suerte, el estridente sonido de la sirena que esperaba no llegó a producirse. Ayame se relajó un tanto, y sonrió ampliamente ante la afirmación de su acompañante de que aquella era la espada de un gigante. De hecho, enseguida salió disparado hacia el siguiente arma que se mostraba de exposición: una daga de minúsculo tamaño. Perfecto para un...
—¿Un enano? ¿De verdad? —le preguntó, toda inocencia. Buscó el cartel que identificaba aquella daga, y enseguida la sombra de la decepción cubrió sus iris—. "Chītanken. Daga empleada por un ladrón de nombre desconocido hace decenas de años y que se dice que hacía invisible a su portador..." ¡Aquí no pone nada de enanos! ¡Ni siquiera es una espada! ¡Me has mentido! —en un gesto de infantil irritación, Ayame torció el gesto en un puchero.
Aunque no le duró demasiado la indignación. Había reparado en la puerta abierta del piso superior y enseguida tironeó de la manga a Blame.
—¡Vamos allí, Blame-san!
Blame no tardó en reunirse con ella e, igual de maravillado, no dudó en lanzarse prácticamente contra los escaparates de vidrio. Ayame alzó las manos, ligeramente alarmada.
—C... ¡Cuidado, Blame-san! —exclamó. ¿Y si con su entusiasmo derribaba las vidrieras? ¿Y si estaban protegidas por algún tipo de alarma que protegiera el arma?
Por suerte, el estridente sonido de la sirena que esperaba no llegó a producirse. Ayame se relajó un tanto, y sonrió ampliamente ante la afirmación de su acompañante de que aquella era la espada de un gigante. De hecho, enseguida salió disparado hacia el siguiente arma que se mostraba de exposición: una daga de minúsculo tamaño. Perfecto para un...
—¿Un enano? ¿De verdad? —le preguntó, toda inocencia. Buscó el cartel que identificaba aquella daga, y enseguida la sombra de la decepción cubrió sus iris—. "Chītanken. Daga empleada por un ladrón de nombre desconocido hace decenas de años y que se dice que hacía invisible a su portador..." ¡Aquí no pone nada de enanos! ¡Ni siquiera es una espada! ¡Me has mentido! —en un gesto de infantil irritación, Ayame torció el gesto en un puchero.
Aunque no le duró demasiado la indignación. Había reparado en la puerta abierta del piso superior y enseguida tironeó de la manga a Blame.
—¡Vamos allí, Blame-san!