18/03/2019, 17:31
Ayame se acercó y se tumbó con él, acurrucándose en su pecho. Daruu sintió el rubor subiéndole por las mejillas y la apretó contra él. Suspiró, relajándose como nunca antes lo había hecho. Su olor, otrora excitante, resultaba ahora un sedante dulce como el aroma que las flores utilizan para atraer a... a... bueno, a esos bichos cabrones que no quiero mencionar.
Pero Ayame todavía no había pensado dejar de sorprenderle.
—Daruu-kun... —dijo, entornando ligeramente los ojos, con las pupilas clavadas en el reloj que había sobre la mesita de noche del lado del muchacho—. Ya son más de las doce, ya es "mañana" —le tentó, tirándole de la lengua.
Daruu chasqueó la lengua.
—¡La madre que te parió! ¡Dijimos que hoy no hablaríamos más de cosas de ninja! ¡Y me da igual lo que digas, "mañana" para mi es cuando me despierto al día siguiente no aho...! —Daruu observó a Ayame. Sus ojos de color avellana parecían más grandes que nunca. Con las manos acurrucadas en su pecho, le observaba con una sonrisa irresistible. Él apartó la mirada, incómodo—. ¡Aagggh! Está bien... está bien.
»Cuando mi madre perdió los ojos, tú le enseñaste una técnica que le cambió la vida. Hablo de tu ecolocación, claro. A partir de entonces volvió... a ser ella misma. Le permitió seguir horneando, aunque fuese en casa. Desenvolverse en el día a día. La ayudaste muchísimo, Ayame. Y yo pensé que era genial que el Ninjutsu sirviese para ayudar así a los seres queridos...
»Luego, cuando los Generales te interceptaron y estuviste tanto tiempo en el calabozo con el sello revertido... no pude dejar de pensar, contínuamente, en qué habría pasado si tú también hubieses conocido una técnica suya... podrías haber salido de allí en un instante. Podrías haber huído. Podrías haberte librado de todo este calvario, Ayame. Y pensé que entre compañeros, tanto secretismo con las técnicas es inútil. Podemos ayudarnos, como tú hiciste con mi madre.
Hubieron unos segundos de silencio.
»Te enseñaré el Chiishio Kuchiyose, Ayame. Así no tendrás que tener miedo cada vez que salgas de la aldea. Estarás siempre a unos breves segundos de volver a tu casa, sana y salva, con tu familia... o conmigo. Siempre.
Pero Ayame todavía no había pensado dejar de sorprenderle.
—Daruu-kun... —dijo, entornando ligeramente los ojos, con las pupilas clavadas en el reloj que había sobre la mesita de noche del lado del muchacho—. Ya son más de las doce, ya es "mañana" —le tentó, tirándole de la lengua.
Daruu chasqueó la lengua.
—¡La madre que te parió! ¡Dijimos que hoy no hablaríamos más de cosas de ninja! ¡Y me da igual lo que digas, "mañana" para mi es cuando me despierto al día siguiente no aho...! —Daruu observó a Ayame. Sus ojos de color avellana parecían más grandes que nunca. Con las manos acurrucadas en su pecho, le observaba con una sonrisa irresistible. Él apartó la mirada, incómodo—. ¡Aagggh! Está bien... está bien.
»Cuando mi madre perdió los ojos, tú le enseñaste una técnica que le cambió la vida. Hablo de tu ecolocación, claro. A partir de entonces volvió... a ser ella misma. Le permitió seguir horneando, aunque fuese en casa. Desenvolverse en el día a día. La ayudaste muchísimo, Ayame. Y yo pensé que era genial que el Ninjutsu sirviese para ayudar así a los seres queridos...
»Luego, cuando los Generales te interceptaron y estuviste tanto tiempo en el calabozo con el sello revertido... no pude dejar de pensar, contínuamente, en qué habría pasado si tú también hubieses conocido una técnica suya... podrías haber salido de allí en un instante. Podrías haber huído. Podrías haberte librado de todo este calvario, Ayame. Y pensé que entre compañeros, tanto secretismo con las técnicas es inútil. Podemos ayudarnos, como tú hiciste con mi madre.
Hubieron unos segundos de silencio.
»Te enseñaré el Chiishio Kuchiyose, Ayame. Así no tendrás que tener miedo cada vez que salgas de la aldea. Estarás siempre a unos breves segundos de volver a tu casa, sana y salva, con tu familia... o conmigo. Siempre.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)