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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#55
Dame pequeñas indicaciones, sí. Pero vas a comprobar en primera persona, Daruu, que eso de hacer las paces con Ayame no es tan fácil como piensas.

Aahhh, amigo, después de todo lo que ha pasado va a ser difícil. Pero míranos, aquí charlando tranquilamente.

¿Sí? ¿El tajo fue profundo? —preguntó, más orgulloso de sí mismo que consternado—. A mí me reventaste bien también, cabrón. Lo de mi técnica, si quieres te la cuento, hombre —dijo. Hoy se sentía generoso—. Verás, en realidad no es ningún jutsu. Fue cosa de Izanami. Ella… se asustó. Se acojonó al verme, tío. Pensó que sus días de gloria habían terminado con mi llegada, así que cerró las puertas del Yomi y me mandó de vuelta aquí. ¡Que sí! ¡No ruedes los ojos! ¡Así pasó, así lo cuento! —exclamó a Daruu, aunque apenas podía contener la sonrisilla pícara.

Evidentemente, Daruu había rodado los ojos. Había resoplado. Pero también se rio, de buena gana. Al final acababa el día feliz.

Y pensó: hostia puta. Otra barricada mental que voy a tener que ponerme.

Oye —agregó, poniéndose serio—, ¿te contó Ayame que me la encontré? Cuando ella estaba poseída por Kokuō, digo.

Mmh... —caviló, y apartó la mirada. Se cruzó de brazos, y comenzó a caminar hacia la salida, con la evidente intención de que Datsue le acompañara—. Ven, te llevo más o menos por el camino hasta que te orientes. Pues a ver, Datsue, sí, sí me lo dijo, pero no sé lo que le hiciste o dijiste que no quiso hablar más y... mencionó algo así como... hijo de puta. Algo así, sí. No sé cuánto hará eso que te perdone más o menos...
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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Mensajes en este tema
RE: De guerras pequeñas en tiempos de paz - por Amedama Daruu - 25/03/2019, 01:23


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