26/03/2019, 01:08
Joder, ¿no me digas? Si las vendas ya las tenía, pero joder, esa herida había que cerrarla bien. Daruu estaba honestamente nervioso. Allí, tan lejos de la aldea, quizás tendría que buscar alguna asistencia médica en la propia Yachi. Alguien que le hiciera unos puntos de sutura. Le jodía admitirlo, pero el tajo de Datsue le había dado pero bien. Una especie de justicia kármica de parte de Akame sin que él hubiera estado presente.
—Buah, tío, yo entrené con Juro el otro día y de verdad, más vale que se ponga las pilas porque necesitamos que ese tío sea más fuerte —dijo, siguiendo con lo del kusareño—. Venga, Datsue. Cuídate de camino a casa. —Daruu se despidió de él con un aspaviento de mano, y se dio la vuelta, de camino a la cabaña.
Curioso día aquél. Empezaban como enemigos que se odiaban a muerte, y terminaban compartiendo un saludo afectuoso y revelándose técnicas ninja, ayudándose el uno al otro como si fueran compañeros de Villa.
Daruu se encerró en la cabaña de vacaciones de la familia Amedama y se fue directo al baño para desinfectarse la herida con agua oxigenada y unas gasas. Mientras hacía el trabajo sucio y desagradable, pensó que giros como el de aquél día eran lo que hacía que aquella herida, en el fondo, importase menos. Que la sangre derramada tuviera sentido. A decir verdad, él nunca se había sentido del todo motivado para ser ninja. Había nacido en Amegakure, una aldea ninja, así que el suyo era un oficio común y deseable, con prestigio y considerablemente bien pagado si se te daba bien esto del Ninjutsu. No había habido dudas, y aún así tampoco había habido un proyecto a futuro, una razón de ser. Simplemente, había sucedido.
Pero ahora que comprendía que, como Datsue y Ayame en la ronda de combates del examen, un par de ninjas podían cambiar el curso de Oonindo entero en apenas unos minutos; como él y Datsue ese mismo día también... Ahora que sabía que con su trabajo y sus acciones podía dirigir el rumbo de la humanidad en un rumbo o en otro...
...Daruu estaba seguro de que aquél era su oficio. Que aquella, y otras tantas heridas que estaban por venir valdrían la pena. Porque él quería formar parte de la tripulación cuando hubiera que decidir hacia dónde virar el timón.
—Buah, tío, yo entrené con Juro el otro día y de verdad, más vale que se ponga las pilas porque necesitamos que ese tío sea más fuerte —dijo, siguiendo con lo del kusareño—. Venga, Datsue. Cuídate de camino a casa. —Daruu se despidió de él con un aspaviento de mano, y se dio la vuelta, de camino a la cabaña.
Curioso día aquél. Empezaban como enemigos que se odiaban a muerte, y terminaban compartiendo un saludo afectuoso y revelándose técnicas ninja, ayudándose el uno al otro como si fueran compañeros de Villa.
Daruu se encerró en la cabaña de vacaciones de la familia Amedama y se fue directo al baño para desinfectarse la herida con agua oxigenada y unas gasas. Mientras hacía el trabajo sucio y desagradable, pensó que giros como el de aquél día eran lo que hacía que aquella herida, en el fondo, importase menos. Que la sangre derramada tuviera sentido. A decir verdad, él nunca se había sentido del todo motivado para ser ninja. Había nacido en Amegakure, una aldea ninja, así que el suyo era un oficio común y deseable, con prestigio y considerablemente bien pagado si se te daba bien esto del Ninjutsu. No había habido dudas, y aún así tampoco había habido un proyecto a futuro, una razón de ser. Simplemente, había sucedido.
Pero ahora que comprendía que, como Datsue y Ayame en la ronda de combates del examen, un par de ninjas podían cambiar el curso de Oonindo entero en apenas unos minutos; como él y Datsue ese mismo día también... Ahora que sabía que con su trabajo y sus acciones podía dirigir el rumbo de la humanidad en un rumbo o en otro...
...Daruu estaba seguro de que aquél era su oficio. Que aquella, y otras tantas heridas que estaban por venir valdrían la pena. Porque él quería formar parte de la tripulación cuando hubiera que decidir hacia dónde virar el timón.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)