27/03/2019, 00:10
«Señorita. Quizás... no se debería relajar tanto.»
Volvió a escuchar la voz de Kokuō, al cabo de varios segundos. Ayame dejó un momento de garabatear y alzó una ceja con escepticismo.
—¿Por qué? Todo está bien, ¿no?
Pero Kokuō guardó silencio.
—¿Kokuō? ¿Estás ahí?
Silencio. Y Ayame miró a su alrededor, inquieta. No vio a nadie, ni General ni amigo. ¿Entonces a qué se estaba refiriendo el Bijū? Quizás sólo le estaba tomando el pelo... Por si acaso, acumuló el chakra en la garganta y entonó un par de notas. Su ecolocalización no es que llegara muy lejos, pero quizás le podría revelar algún secreto que no fuera visible a su ojo.
Pero no fue así.
—¡Jolines, no me asustes de esta manera! ¡Kokuō!