27/03/2019, 18:17
Las manos de Ayame volvieron a entrelazarse de forma más lenta que sus anteriores intentos. Jadeaba, le ardían las entrañas como si hubiera estado corriendo una maratón, pero nada de eso le importaba. Quería hacerlo, ¡quería conseguirlo! ¡Quería demostrarle a Daruu de lo que era capaz!
La palmada restalló en la pradera, y el destello rojo la envolvió una tercera vez. Pero al destello le sucedió el estallido de una nube de humo en el mismo lugar, y Ayame apareció tras ella, tirada de cualquier manera sobre la hierba respirando entrecortadamente.
—Si vuelve a hacerlo una sola vez más terminará desmayada —habló Kokuō, con la cabeza apoyada sobre la palma de la mano.
—No... aún... aún puedo... una... vez... más... —respondió Ayame, pero no fue capaz de reincorporarse. Apenas podía siquiera levantar la cabeza del suelo.
La palmada restalló en la pradera, y el destello rojo la envolvió una tercera vez. Pero al destello le sucedió el estallido de una nube de humo en el mismo lugar, y Ayame apareció tras ella, tirada de cualquier manera sobre la hierba respirando entrecortadamente.
—Si vuelve a hacerlo una sola vez más terminará desmayada —habló Kokuō, con la cabeza apoyada sobre la palma de la mano.
—No... aún... aún puedo... una... vez... más... —respondió Ayame, pero no fue capaz de reincorporarse. Apenas podía siquiera levantar la cabeza del suelo.