26/10/2015, 22:55
Riko respondió a Satoru, aconsejandole que no se aparezca por el lugar hasta que no haya pasado un tiempo. El ermitaño asintió, serio.
Una vez que terminó de hablar empezó a caminar para luego mirar hacia atrás, en dirección a Satoru, invitandolo a que lo acompañe.
— ¿Cómo es que está tan tranquilo? No entiendo nada... — Se mencionó mientras le seguía el paso a Riko, de quién esperaba aprender mucho.
El ojiazul lo invitó a cenar, para calmar las aguas y recompensarlo por hacerle pasar una mala velada. Satoru, contento, escuchaba las palabras del Shinobi de otra aldea con una gran sonrisa. También, Riko, le hizo acordar que toda su cara estaba manchada con sangre. Nervioso apuró sus manos y limpio sus rostro como pudo. En consecuencia ensució sus manos en sangre.
— Mierda... — No le es común verlo maldecir, pero la situación lo ameritaba. Dejó soltar una nerviosa risa. — Lo siento, no suelo maldecir. Y respecto a lo de la cena, supongo que está bien siempre y cuando no salga lastimado. — Continuó hablando.
Una vez que terminó de hablar empezó a caminar para luego mirar hacia atrás, en dirección a Satoru, invitandolo a que lo acompañe.
— ¿Cómo es que está tan tranquilo? No entiendo nada... — Se mencionó mientras le seguía el paso a Riko, de quién esperaba aprender mucho.
El ojiazul lo invitó a cenar, para calmar las aguas y recompensarlo por hacerle pasar una mala velada. Satoru, contento, escuchaba las palabras del Shinobi de otra aldea con una gran sonrisa. También, Riko, le hizo acordar que toda su cara estaba manchada con sangre. Nervioso apuró sus manos y limpio sus rostro como pudo. En consecuencia ensució sus manos en sangre.
— Mierda... — No le es común verlo maldecir, pero la situación lo ameritaba. Dejó soltar una nerviosa risa. — Lo siento, no suelo maldecir. Y respecto a lo de la cena, supongo que está bien siempre y cuando no salga lastimado. — Continuó hablando.