26/10/2015, 23:14
La claridad de la habitación a la cual entraron era aun mayor, así como sus decoros estaban mas trabajados, y sus exposiciones eran aún mas numerosas. Había merecido la pena pasar a la siguiente sala, sin duda. El albino, entrecerró un poco los ojos, y terminó por ocultarse en la penumbra de su capucha. La claridad del sitio le destrozaba los ojos, cosas del albinismo y eso de tener las pestañas blancas...
Ayame no perdió tiempo, y se dirigió hacia una de las exposiciones que mas público atraía. Destacaba por un brillo singular, casi cristalino. Si los ojos no le fallaban al Senju, se podía distinguir una estructura a la cual había engarzada una fina cuerda. Se le vino lo mas obvio a la cabeza. Una caña de pescar.
Tan pronto como la idea se le vino a la cabeza, el chico no pudo ocultar un gesto de abnegación. ¿Cómo diantres iban a exhibir una caña de pescar en un museo de armamento?
—Será... ¿un arco?— Se preguntó a si mismo.
Entre tanto, su compañera de visita al museo se quejaba de que quería ver el susodicho arma. No había podido elegir una con menos público, no... eso sería demasiado sencillo.
El peliblanco la miró, y se encogió de hombros. Las palabras estaban mas que excedentes con el gesto y la mirada, pero por si acaso se lo aclararía.
—Yo te diría que podemos verla rápidamente... pero mis ideas no te gustan...— Argumentó el chico.
Evidentemente, sus ideas para nada eran poco problemáticas.
Ayame no perdió tiempo, y se dirigió hacia una de las exposiciones que mas público atraía. Destacaba por un brillo singular, casi cristalino. Si los ojos no le fallaban al Senju, se podía distinguir una estructura a la cual había engarzada una fina cuerda. Se le vino lo mas obvio a la cabeza. Una caña de pescar.
Tan pronto como la idea se le vino a la cabeza, el chico no pudo ocultar un gesto de abnegación. ¿Cómo diantres iban a exhibir una caña de pescar en un museo de armamento?
—Será... ¿un arco?— Se preguntó a si mismo.
Entre tanto, su compañera de visita al museo se quejaba de que quería ver el susodicho arma. No había podido elegir una con menos público, no... eso sería demasiado sencillo.
El peliblanco la miró, y se encogió de hombros. Las palabras estaban mas que excedentes con el gesto y la mirada, pero por si acaso se lo aclararía.
—Yo te diría que podemos verla rápidamente... pero mis ideas no te gustan...— Argumentó el chico.
Evidentemente, sus ideas para nada eran poco problemáticas.