29/03/2019, 18:07
(Última modificación: 29/03/2019, 23:37 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Daruu le dijo que usase su talento. Que usase su labia para explicar, clara y meridianamente, qué había pretendido realmente con Ayame. El problema era que su labia funcionaba mejor para malmeter y generar rencor que para reestablecer lazos. O al menos, estaba más pulida para lo primero. Más entrenada.
Pero sabía que debía intentarlo.
—No quisiese sonar pretencioso, Ayame. Ni un creído. De verdad que no —le aseguró—. Pero en parte esa medalla… —Vale, imposible que no sonase pretencioso con lo que iba a soltar. Pero es que tenía que soltarlo—. En Uzu ya me la colgaron cuando paré la bijūdama de Kokuō.
Así que no, no había sido para colgarse ninguna medalla extra.
—Ayame, ¿no lo ves? No lo sabíamos, pero, nos guste o no, compartimos algo que no compartimos con nadie más. —Bueno, excepto por cierto kusajin llamado Juro—. Somos guardianes jinchuuriki. Y no sé tú, pero yo odio serlo.
Especialmente en su etapa de pesadillas. Ahora, a decir verdad, era mucho más llevadero. Pero con Shukaku uno nunca podía estar tranquilo.
—¿No te tortura Kokuō? ¿No te hace… ver cosas? —Quizá no. Según le había revelado Juro, el suyo ni siquiera se había revelado hasta aquel encuentro—. A mí sí. A mí me tuvo más de un año sin poder casi dormir. Controlaba mis pesadillas. Me mostraba a Akame, a Nabi, a Eri, a Aiko… A todos mis amigos, muriéndose bajo mi propio fuego. Derritiéndose en llamas entre chillidos. Me mostraba a mi propia Villa llamándome traidor. Hacía que me torturasen. Que clavasen kunais, katanas, lanzas… por todo mi puto cuerpo. Me sacaban las tripas, los ojos, me arrancaban la cabeza y me paseaban por toda la Villa. Me mostraba a Aiko… —en ese momento, le tembló la voz—. Me mostraba a Aiko ahogándose bajo un lago. Llamando por mí. Yo… yo siempre llegaba tarde. Yo no…
Tuvo un amago de quebrársele la voz. Se detuvo. Le picaban los ojos y una sensación de angustia demasiado reconocible le llenó el pecho. Se tomó un breve momento para recomponerse y carraspeó.
Un verdadero Profesional no se emocionaba en público. Nunca.
—Así una y otra vez, Ayame. Cada maldita noche. Poco antes del Chūnin, empecé a ir por las noches al hospital a que me llenasen de narcóticos para al menos conciliar algo de sueño. Ah, funcionaba, sí, pero nunca me libraron de las pesadillas. Al Gran Shukaku no se le da esquinazo con unos meros somníferos inyectados en vena. Oh, no.
»¿Me preguntas qué quería? Impedir que alguien pasase por lo mismo de manera continua y sin descanso. —Eso y tener algo con lo que negociar ante Yui para recuperar a Aiko. Seguramente esto último tenía incluso más peso, pero de tanto hablar se le había pasado mencionar ese pequeño detalle—. Así que sí, intenté hacer lo que mejor se me da: mentir. Quería que Kokuō se confiase. Que me dejase acercarme para poder capturarla con un fuuinjutsu. No funcionó, claro, tuve que huir por patas. Y luego la que huyó fue ella. La jugada me salió mal, como suele salirme mal todo en esta vida. Pero, ¿por fama? —cuestionó—. No te discuto que me gusta llamar la atención. Como también tengo claro que jamás, jamás, me arriesgaría el cuello por ella.
Pero sabía que debía intentarlo.
—No quisiese sonar pretencioso, Ayame. Ni un creído. De verdad que no —le aseguró—. Pero en parte esa medalla… —Vale, imposible que no sonase pretencioso con lo que iba a soltar. Pero es que tenía que soltarlo—. En Uzu ya me la colgaron cuando paré la bijūdama de Kokuō.
Así que no, no había sido para colgarse ninguna medalla extra.
—Ayame, ¿no lo ves? No lo sabíamos, pero, nos guste o no, compartimos algo que no compartimos con nadie más. —Bueno, excepto por cierto kusajin llamado Juro—. Somos guardianes jinchuuriki. Y no sé tú, pero yo odio serlo.
Especialmente en su etapa de pesadillas. Ahora, a decir verdad, era mucho más llevadero. Pero con Shukaku uno nunca podía estar tranquilo.
—¿No te tortura Kokuō? ¿No te hace… ver cosas? —Quizá no. Según le había revelado Juro, el suyo ni siquiera se había revelado hasta aquel encuentro—. A mí sí. A mí me tuvo más de un año sin poder casi dormir. Controlaba mis pesadillas. Me mostraba a Akame, a Nabi, a Eri, a Aiko… A todos mis amigos, muriéndose bajo mi propio fuego. Derritiéndose en llamas entre chillidos. Me mostraba a mi propia Villa llamándome traidor. Hacía que me torturasen. Que clavasen kunais, katanas, lanzas… por todo mi puto cuerpo. Me sacaban las tripas, los ojos, me arrancaban la cabeza y me paseaban por toda la Villa. Me mostraba a Aiko… —en ese momento, le tembló la voz—. Me mostraba a Aiko ahogándose bajo un lago. Llamando por mí. Yo… yo siempre llegaba tarde. Yo no…
Tuvo un amago de quebrársele la voz. Se detuvo. Le picaban los ojos y una sensación de angustia demasiado reconocible le llenó el pecho. Se tomó un breve momento para recomponerse y carraspeó.
Un verdadero Profesional no se emocionaba en público. Nunca.
—Así una y otra vez, Ayame. Cada maldita noche. Poco antes del Chūnin, empecé a ir por las noches al hospital a que me llenasen de narcóticos para al menos conciliar algo de sueño. Ah, funcionaba, sí, pero nunca me libraron de las pesadillas. Al Gran Shukaku no se le da esquinazo con unos meros somníferos inyectados en vena. Oh, no.
»¿Me preguntas qué quería? Impedir que alguien pasase por lo mismo de manera continua y sin descanso. —Eso y tener algo con lo que negociar ante Yui para recuperar a Aiko. Seguramente esto último tenía incluso más peso, pero de tanto hablar se le había pasado mencionar ese pequeño detalle—. Así que sí, intenté hacer lo que mejor se me da: mentir. Quería que Kokuō se confiase. Que me dejase acercarme para poder capturarla con un fuuinjutsu. No funcionó, claro, tuve que huir por patas. Y luego la que huyó fue ella. La jugada me salió mal, como suele salirme mal todo en esta vida. Pero, ¿por fama? —cuestionó—. No te discuto que me gusta llamar la atención. Como también tengo claro que jamás, jamás, me arriesgaría el cuello por ella.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado