30/03/2019, 03:09
No es que Muñeca fuera buena mintiendo, o no. Es que era imposible ocultar los vestigios de su malestar, que le obligaban a tiritar por el frío avasallador de las noches del Desierto. Kaido estaba completamente seguro de que Masumi no estaba al cien por cien de sus capacidades y eso le perturbaba mucho. ¿Y si le fallaba una vez dentro? ¿podría él ser capaz de salir adelante, sólo?
Pues, tal vez. Lo había hecho en tantas ocasiones que quizás no debería ni ponerse en duda a sí mismo y a sus capacidades innatas de supervivencia. Katame era una prueba fidedigna de ello. Pero también tenía que aceptar que probablemente se tratase de una comparación absurda. Katame y Zaide estaban a años de distancia el uno del otro.
Por eso uno estaba vivo, y el otro no.
El gyojin mantuvo la mirada férrea hacia el horizonte, tratando de asegurarse de que no hubiera nada que perturbara el avance de aquél grupo de incógnitos. Entre tanto, se debatía internamente de si era una buena idea responder con total sinceridad —como hacía por lo general cuando alguien le trataba de joder—. a la interrogante de la Cabeza de Dragón, o por el contrario minimizar su fuelle interno para no echarle más mierda a su único aliado en todo aquél marrón.
—Sólo un poco —dijo—. pero porque tienes toda la razón. La cagué, no debí mostrarme tan pronto, aunque me hubiera gustado que me lo dijeses personalmente sin tener que echarme a la hoguera frente a todo el jodido grupo. Pero en fin, lo hecho hecho está. Ahora concentrémonos en terminar con ese hombre de una buena vez ¿sí? se lo debemos a la organización —alegó, casi convencido de que toda la responsabilidad reposaba sobre ellos al ser Muñeca incapaz de acabar realmente con Zaide, y de él por haber calado en el grupo sin realmente haberse ganado el puesto como lo exigen las normas ancestrales de Dragón Rojo—. debes transformarte en algo que Tokore pueda llevar sin llamar demasiado la atención, ¿vale?
Pues, tal vez. Lo había hecho en tantas ocasiones que quizás no debería ni ponerse en duda a sí mismo y a sus capacidades innatas de supervivencia. Katame era una prueba fidedigna de ello. Pero también tenía que aceptar que probablemente se tratase de una comparación absurda. Katame y Zaide estaban a años de distancia el uno del otro.
Por eso uno estaba vivo, y el otro no.
El gyojin mantuvo la mirada férrea hacia el horizonte, tratando de asegurarse de que no hubiera nada que perturbara el avance de aquél grupo de incógnitos. Entre tanto, se debatía internamente de si era una buena idea responder con total sinceridad —como hacía por lo general cuando alguien le trataba de joder—. a la interrogante de la Cabeza de Dragón, o por el contrario minimizar su fuelle interno para no echarle más mierda a su único aliado en todo aquél marrón.
—Sólo un poco —dijo—. pero porque tienes toda la razón. La cagué, no debí mostrarme tan pronto, aunque me hubiera gustado que me lo dijeses personalmente sin tener que echarme a la hoguera frente a todo el jodido grupo. Pero en fin, lo hecho hecho está. Ahora concentrémonos en terminar con ese hombre de una buena vez ¿sí? se lo debemos a la organización —alegó, casi convencido de que toda la responsabilidad reposaba sobre ellos al ser Muñeca incapaz de acabar realmente con Zaide, y de él por haber calado en el grupo sin realmente haberse ganado el puesto como lo exigen las normas ancestrales de Dragón Rojo—. debes transformarte en algo que Tokore pueda llevar sin llamar demasiado la atención, ¿vale?