1/04/2019, 15:38
(Última modificación: 1/04/2019, 15:38 por Aotsuki Ayame.)
—Gracias —dijo Datsue, mientras tomaba la hoja y la desdoblaba bajo la atenta mirada de Ayame, que se había cruzado de brazos, rogando porque no se arrepintiera en un futuro de lo que acababa de hacer—. ¡Uou! Qué bien dibujas, Ayame!
La muchacha se sonrojó visiblemente, pero no dijo nada más allá de un seco agradecimiento en voz baja.
—Así que esta es Kuroyuki…
—¿Que no es gran cosa? —intervino Daruu, incrédulo—. ¡Pero si es una información vital! Esto debería estar colgado con carteles de "se busca" por todo Oonindo.
—Pues sí, opino igual que Daruu —afirmó Datsue, que seguía con los ojos clavados en aquel retrato como si tuviera la mente en otra parte.
—Si lo hiciéramos así, levantaríamos sus alertas. Hasta donde sé, por el momento los Generales creen que el sello sigue revertido. Es mejor que esta información la maneje la Alianza y los shinobi.
—Informaré a Juro después a través de la técnica de la Hermandad Intrépida. Al menos que sepa que si ve a una mujer con tres esferas tatuadas en cada mejilla se ponga en estado de alerta, y que usa técnicas de… hielo —dijo el Uchiha, frunciendo el ceño—. Creo que nunca en mi vida vi a un Yuki en acción. Son jodidos, ¿no?
Ayame se removió, inquieta, y le dirigió una mirada cómplice a Daruu. Después de todo, estaban hablando de una mujer que compartía habilidades con su hermano mayor, por lo que sentía que aquel era un tema muy delicado con el que tratar.
—Sobre todo contra mí... —admitió, extremadamente sombría. Después de todo, pocas cosas había que pudieran rivalizar con su habilidad para licuar su cuerpo y disminuir los daños que sufría, y el hielo era una de ellas pues podía congelarla incluso en su forma líquida—. No te confíes con tu fuego, no es hielo normal y no se va a derretir como tal. Aparte de eso, poco más puedo decir. Ah, y cuidado si tú o Juro os cruzáis con alguno de ellos: no importa lo bien que intentéis ocultaros, os reconocerán de inmediato. Ni la capa, ni el antifaz, ni todo el cuidado que puse sirvieron de nada —añadió, mirando a Daruu, pues él sabía bien lo mucho que se había esforzado por aquel entonces en mantener oculta su identidad, no sólo como jinchuuriki, sino como Ayame—. Una mirada, y se acabó.
»Datsue, sé que esto es un tema muy delicado... —continuó, ladeando la cabeza ligeramente—. Pero el General que se coló en Uzushiogakure... ¿sabéis algo de él? ¿Era Kuroyuki?
La muchacha se sonrojó visiblemente, pero no dijo nada más allá de un seco agradecimiento en voz baja.
—Así que esta es Kuroyuki…
—¿Que no es gran cosa? —intervino Daruu, incrédulo—. ¡Pero si es una información vital! Esto debería estar colgado con carteles de "se busca" por todo Oonindo.
—Pues sí, opino igual que Daruu —afirmó Datsue, que seguía con los ojos clavados en aquel retrato como si tuviera la mente en otra parte.
—Si lo hiciéramos así, levantaríamos sus alertas. Hasta donde sé, por el momento los Generales creen que el sello sigue revertido. Es mejor que esta información la maneje la Alianza y los shinobi.
—Informaré a Juro después a través de la técnica de la Hermandad Intrépida. Al menos que sepa que si ve a una mujer con tres esferas tatuadas en cada mejilla se ponga en estado de alerta, y que usa técnicas de… hielo —dijo el Uchiha, frunciendo el ceño—. Creo que nunca en mi vida vi a un Yuki en acción. Son jodidos, ¿no?
Ayame se removió, inquieta, y le dirigió una mirada cómplice a Daruu. Después de todo, estaban hablando de una mujer que compartía habilidades con su hermano mayor, por lo que sentía que aquel era un tema muy delicado con el que tratar.
—Sobre todo contra mí... —admitió, extremadamente sombría. Después de todo, pocas cosas había que pudieran rivalizar con su habilidad para licuar su cuerpo y disminuir los daños que sufría, y el hielo era una de ellas pues podía congelarla incluso en su forma líquida—. No te confíes con tu fuego, no es hielo normal y no se va a derretir como tal. Aparte de eso, poco más puedo decir. Ah, y cuidado si tú o Juro os cruzáis con alguno de ellos: no importa lo bien que intentéis ocultaros, os reconocerán de inmediato. Ni la capa, ni el antifaz, ni todo el cuidado que puse sirvieron de nada —añadió, mirando a Daruu, pues él sabía bien lo mucho que se había esforzado por aquel entonces en mantener oculta su identidad, no sólo como jinchuuriki, sino como Ayame—. Una mirada, y se acabó.
»Datsue, sé que esto es un tema muy delicado... —continuó, ladeando la cabeza ligeramente—. Pero el General que se coló en Uzushiogakure... ¿sabéis algo de él? ¿Era Kuroyuki?