2/04/2019, 19:42
No se lo podía creer. Hanabi apoyó ambas manos en la mesa y se levantó.
—¿Me estás amenazando, Akame?
¡Crass! ¡Crash! ¡Plaff!
Una tetera reventándose.
Una grieta abriéndose en el suelo.
Una silla cayendo de lado por el temblor.
No, nadie se había movido ni había hecho nada para provocar aquello. Simplemente, las enormes dobles murallas de seguridad que envolvían el torrente de chakra que fluía en el interior de Hanabi, siempre protegiendo al mundo de su tremebunda fuerza de igual modo que el sellado de Akame aislaba a Shukaku del resto, cayeron. Tan solo fue un instante. Un mísero segundo. Pero, en ese momento, Akame lo sintió…
Sintió el poder de un hombre al que, él aseguraba, había estado escondido como una rata por miedo a hacer frente a Uzumaki Zoku. El poder de un hombre que se había quedado lamiendo sus heridas. El poder de un hombre que, siempre según sus palabras, no seguiría con vida de no ser por él.
Sí, quizá Akame empezase a reconsiderar algo más que sus acciones del pasado a partir de aquel momento. Porque, no, no parecía el poder del hombre que había descrito. Más bien, era comparable a un ser que conocía demasiado bien…
—Akame —continuó Hanabi, de nuevo con las murallas alzadas a su alrededor—, por suerte, en Uzu tenemos muchos héroes. —Y no solo uno como aseguraba él—. El error sería tuyo si crees que tú, o cualquier otra persona, puede hacerlo todo por sí sola. Todos hemos hecho sacrificios. Todos hemos sido leales… a nuestra manera. Hay héroes, por ejemplo, que no sacan pecho de sus actos —le recriminó—. Héroes que hacen lo mejor para la Villa sin esperar nada a cambio, sin siquiera poner autoría a sus gestas y engordar su expediente. —Se le ocurrían muchos nombres. ANBUs, muchos de ellos. Pero Hanabi prefirió optar por…—. Ninjas que trabajan desde las sombras, aportando pruebas contra las mayores amenazas para la Villa: sus traidores. Ninjas, Akame, como…
»Hōzuki Chokichi.
—¿Me estás amenazando, Akame?
¡Crass! ¡Crash! ¡Plaff!
Una tetera reventándose.
Una grieta abriéndose en el suelo.
Una silla cayendo de lado por el temblor.
No, nadie se había movido ni había hecho nada para provocar aquello. Simplemente, las enormes dobles murallas de seguridad que envolvían el torrente de chakra que fluía en el interior de Hanabi, siempre protegiendo al mundo de su tremebunda fuerza de igual modo que el sellado de Akame aislaba a Shukaku del resto, cayeron. Tan solo fue un instante. Un mísero segundo. Pero, en ese momento, Akame lo sintió…
Poder 140
Sintió el poder de un hombre al que, él aseguraba, había estado escondido como una rata por miedo a hacer frente a Uzumaki Zoku. El poder de un hombre que se había quedado lamiendo sus heridas. El poder de un hombre que, siempre según sus palabras, no seguiría con vida de no ser por él.
Sí, quizá Akame empezase a reconsiderar algo más que sus acciones del pasado a partir de aquel momento. Porque, no, no parecía el poder del hombre que había descrito. Más bien, era comparable a un ser que conocía demasiado bien…
«¡JAAAAAJIAJIAJIAJIA! Quién lo iba a pensar, ¿eh? ¡Parece que este Uzukage tiene algo más que horchata en las venas! ¡JIA JIA JIA JIA!»
«¿Qué me dices, Akame? ¿Volvemos a cargarnos a uno? Ya viste lo fácil que fue la otra vez… Y este es igual que Zoku. No entiende. No sabe como tú sabes. ¡Deja que el Gran Shukaku te ayude! Y lo tendrás todo… ¡TODO!»
«¿Qué me dices, Akame? ¿Volvemos a cargarnos a uno? Ya viste lo fácil que fue la otra vez… Y este es igual que Zoku. No entiende. No sabe como tú sabes. ¡Deja que el Gran Shukaku te ayude! Y lo tendrás todo… ¡TODO!»
—Akame —continuó Hanabi, de nuevo con las murallas alzadas a su alrededor—, por suerte, en Uzu tenemos muchos héroes. —Y no solo uno como aseguraba él—. El error sería tuyo si crees que tú, o cualquier otra persona, puede hacerlo todo por sí sola. Todos hemos hecho sacrificios. Todos hemos sido leales… a nuestra manera. Hay héroes, por ejemplo, que no sacan pecho de sus actos —le recriminó—. Héroes que hacen lo mejor para la Villa sin esperar nada a cambio, sin siquiera poner autoría a sus gestas y engordar su expediente. —Se le ocurrían muchos nombres. ANBUs, muchos de ellos. Pero Hanabi prefirió optar por…—. Ninjas que trabajan desde las sombras, aportando pruebas contra las mayores amenazas para la Villa: sus traidores. Ninjas, Akame, como…
»Hōzuki Chokichi.
«¡¡¡JAAAAAAAAAAAJIAJIAJIA!!!»
«¡¡¡JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!»
«¡¡¡JiAAAAAAAAAAAAAJIAJIAJIAJIAAAA!!!»
«¡¡¡JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!»
«¡¡¡JiAAAAAAAAAAAAAJIAJIAJIAJIAAAA!!!»