2/04/2019, 22:33
(Última modificación: 2/04/2019, 22:33 por Aotsuki Ayame.)
Lo que Ayame no esperaba era lo que estaba a punto de suceder. Porque Daruu, el pobre muchacho, se había tomado el consejo de la kunoichi a lo literal. Demasiado literal: Alzó las manos y extendió ambos brazos hacia delante, tal y como había hecho ella.
—BuuuuaaaAAAah —bramó, en una suerte de... ¿Bostezo? Fuera como fuese, estaba claro que no funcionó. Daruu levantó una ceja, ofuscado—. Esto no pirula, Ayame.
—¡JAAAJAJAJAJAJAJAJA! —Las tornas habían cambiado. Y en aquella ocasión era Ayame la que se retorcía por el suelo, muerta de la risa. Y aún tenía suerte de no estar escuchando las carcajadas de Kokuō, ahora dentro de ella—. No... ¡No lo decía de forma literal, bobo! —le dijo, limpiándose las lágrimas—. Tienes que imaginar con mucha fuerza que la voz no sale de tu boca, sino de otro lugar.
—BuuuuaaaAAAah —bramó, en una suerte de... ¿Bostezo? Fuera como fuese, estaba claro que no funcionó. Daruu levantó una ceja, ofuscado—. Esto no pirula, Ayame.
—¡JAAAJAJAJAJAJAJAJA! —Las tornas habían cambiado. Y en aquella ocasión era Ayame la que se retorcía por el suelo, muerta de la risa. Y aún tenía suerte de no estar escuchando las carcajadas de Kokuō, ahora dentro de ella—. No... ¡No lo decía de forma literal, bobo! —le dijo, limpiándose las lágrimas—. Tienes que imaginar con mucha fuerza que la voz no sale de tu boca, sino de otro lugar.