2/04/2019, 23:23
(Última modificación: 2/04/2019, 23:28 por Umikiba Kaido. Editado 1 vez en total.)
«Cobarde»
Eso era lo que decían sus ojos, aunque no lo verbalizó en voz alta. Pero Akame sintió la presencia de Kaido juzgando su temor, avergonzando sus miedos. Era curioso, porque en las raíces que entrelazaban aquella historia existía un punto conexo que resultaba incluso premeditado, y es que ambos vivían ahora una vida nueva habiendo fingido sus muertes. Uno, sin embargo, trataba de rehuir de su pasado. El otro, lo abrazaba con el recelo de quien sabe esa parte tan suya que no era de hombres tratar de olvidarlo.
—Para poder ser alguien más en su totalidad, Calabaza, tienes que aceptar tu pasado. No tratar de enterrarlo como si se tratase de un pequeño trapo sucio que te avergüence. Un día te darás cuenta de ello y me vas a decir tu puto nombre, además de contarme tu verdadera historia. De cómo llegaste a... ésto —le soltó con filosofía impropia de su persona mientras presenciaba las secuelas del omoide y del abandono personal al que se había sometido Calabaza—. ¿el mío? llámame Kaido, tu nuevo jefe.
»Dime, Calabaza —se removió la capa de viaje y descubrió sus brazos. Se señaló el tatuaje del izquierdo. El Dragón tribal de tintos negros y rojizo que envolvía su antebrazo y amenazaba, con las fauces en pleno abiertas, a sus enemigos. La Marca del Dragón—. ¿sabes qué es ésto?
«No se te ocurra decirme que es un "tatuaje", que te reviento, muchacho. Te reviento.»