3/04/2019, 11:42
—¡Mira, Datsue! ¡La misma reacción que yo! ¿¡Por qué será!? —bromeó Daruu, dándole un codazo cómplice al Uchiha.
—Pues no sé, Daruu —respondió él en el mismo tono, como si de un dueto humorístico se trataran. Sin embargo, lejos de reírse, Ayame se había vuelto a cruzar de brazos y los miraba con ojos entornados y labios torcidos—. Probablemente porque… —Datsue debió percibir que Ayame estaba volviendo a levantar sus defensas a toda velocidad, porque se interrumpió a mitad de frase, se llevó una mano a la boca y carraspeó—. Es un ofrecimiento que te hago, Ayame, a modo de… redención. Yo te dejo ahí la oferta. No tiene por qué ser ahora, no tiene por qué ser hoy. Pero que sepas que la opción la tienes ahí, encima de la mesa.
»¿Y con la que está cayendo? Personalmente, pienso que nos vendría muy bien a todos. Imagínate que te encuentras con un General. Podrías avisar en menos de un segundo a Daruu, y él teletransportarse junto a ti para ayudarte. Y quien habla de Generales, habla de cualquier otro peligro inminente, o a la inversa.
«Termino antes teletransportándome yo misma, gracias.» Le habría gustado decir en voz alta, pero que estaba aprendiendo a dominar la misma técnica que esgrimía Daruu era un secreto que pretendía guardar bajo la manga hasta que las circunstancias lo permitieran.
—Quizá sea Daruu el que un día necesite de tu ayuda —añadió Datsue entonces, y entonces su dardo sí que atravesó todas sus defensas y acertó de forma letal en el punto crítico—. El que se encuentre contra las cuerdas y solo conserve unas míseras gotas de chakra para avisar a alguien, con su vida pendiendo de un hilo. Creo que estarás de acuerdo conmigo, Ayame, en que aumentarían mucho su probabilidades de sobrevivir si aparte de mí, te tiene a ti al otro lado del sello.
La muchacha se mordió el labio inferior, con su voluntad flaqueando a cada minuto que dejaba que el Uchiha siguiera hablando. ¡Maldita lengua de plata! Miró a Daruu por el rabillo del ojo, y entonces...
—Está bien... —accedió, con los ojos cerrados, y lanzó un profundo suspiro. Sólo esperaba no tener que arrepentirse después de aquello—. Pero te lo advierto, Datsue —añadió, con el dedo levantado y el ceño fruncido—. Una más, una sola "venganza" o "bromita" de las tuyas y...
—Pues no sé, Daruu —respondió él en el mismo tono, como si de un dueto humorístico se trataran. Sin embargo, lejos de reírse, Ayame se había vuelto a cruzar de brazos y los miraba con ojos entornados y labios torcidos—. Probablemente porque… —Datsue debió percibir que Ayame estaba volviendo a levantar sus defensas a toda velocidad, porque se interrumpió a mitad de frase, se llevó una mano a la boca y carraspeó—. Es un ofrecimiento que te hago, Ayame, a modo de… redención. Yo te dejo ahí la oferta. No tiene por qué ser ahora, no tiene por qué ser hoy. Pero que sepas que la opción la tienes ahí, encima de la mesa.
»¿Y con la que está cayendo? Personalmente, pienso que nos vendría muy bien a todos. Imagínate que te encuentras con un General. Podrías avisar en menos de un segundo a Daruu, y él teletransportarse junto a ti para ayudarte. Y quien habla de Generales, habla de cualquier otro peligro inminente, o a la inversa.
«Termino antes teletransportándome yo misma, gracias.» Le habría gustado decir en voz alta, pero que estaba aprendiendo a dominar la misma técnica que esgrimía Daruu era un secreto que pretendía guardar bajo la manga hasta que las circunstancias lo permitieran.
—Quizá sea Daruu el que un día necesite de tu ayuda —añadió Datsue entonces, y entonces su dardo sí que atravesó todas sus defensas y acertó de forma letal en el punto crítico—. El que se encuentre contra las cuerdas y solo conserve unas míseras gotas de chakra para avisar a alguien, con su vida pendiendo de un hilo. Creo que estarás de acuerdo conmigo, Ayame, en que aumentarían mucho su probabilidades de sobrevivir si aparte de mí, te tiene a ti al otro lado del sello.
La muchacha se mordió el labio inferior, con su voluntad flaqueando a cada minuto que dejaba que el Uchiha siguiera hablando. ¡Maldita lengua de plata! Miró a Daruu por el rabillo del ojo, y entonces...
—Está bien... —accedió, con los ojos cerrados, y lanzó un profundo suspiro. Sólo esperaba no tener que arrepentirse después de aquello—. Pero te lo advierto, Datsue —añadió, con el dedo levantado y el ceño fruncido—. Una más, una sola "venganza" o "bromita" de las tuyas y...
«A veces no estoy segura de si la señorita sólo es demasiado buena o simplemente es tonta.»