4/04/2019, 17:21
Y ahí venía. La primera en la frente, como solía decirse. Akame notó que se estaba poniendo más nervioso de la cuenta, así que su primer instinto fue el de calmarse. Inspiró, espiró, inspiró, espiró. Dentro y fuera. Era un tópico muy manido y al mismo tiempo una técnica sorprendentemente buena. Un ninja debía, primero que nada, mantener siempre la cabeza fría. «¿Sigo siendo un ninja?», se preguntó con un deje de rabia el joven Uchiha. Se tomó su tiempo, no había prisa. Algo le decía que Yasashi no iba a moverse de allí y tampoco iba a presionarle para que respondiese con rapidez; no todavía, al menos.
—Yo ya no sé nada de Tengu, ni tengo nada que ver con ellos.
Primera respuesta. Una que, de seguro, Yasashi ya se esperaba y tomaría como incorrecta. Irónicamente, Akame sí que sabía —creía saber— cuáles eran los objetivos de Tengu, pero también era verdad que él ya no tenía nada que ver con la organización. O no había querido tenerlo. Por desgracia, tal y como había comprobado —demasiado tarde— en sus propias carnes, uno simplemente no puede borrar su pasado y esperar a que el mundo le crea. ¿No?
—¿Qué he estado haciendo para ellos? Eso... Eso es bastante sencillo —prosiguió—. Convertirme en un buen ninja. Modestia aparte, creo que he estado a punto de conseguirlo... ¿Se lo puede creer, Yasashi-san? Un shinobi como yo, derrotado por un fracasado sin talento y su cámara de fotos.
La dureza de la situación le golpeó con brutal contundencia. En su cabeza lo había entendido, pero no fue hasta que sus labios pronunciaron aquel hecho, que Akame se vio plenamente consciente de ello. Hōzuki Chokichi y su maldita cámara de fotos le habían condenado a muerte.
«Qué patético...»
—Yo ya no sé nada de Tengu, ni tengo nada que ver con ellos.
Primera respuesta. Una que, de seguro, Yasashi ya se esperaba y tomaría como incorrecta. Irónicamente, Akame sí que sabía —creía saber— cuáles eran los objetivos de Tengu, pero también era verdad que él ya no tenía nada que ver con la organización. O no había querido tenerlo. Por desgracia, tal y como había comprobado —demasiado tarde— en sus propias carnes, uno simplemente no puede borrar su pasado y esperar a que el mundo le crea. ¿No?
—¿Qué he estado haciendo para ellos? Eso... Eso es bastante sencillo —prosiguió—. Convertirme en un buen ninja. Modestia aparte, creo que he estado a punto de conseguirlo... ¿Se lo puede creer, Yasashi-san? Un shinobi como yo, derrotado por un fracasado sin talento y su cámara de fotos.
La dureza de la situación le golpeó con brutal contundencia. En su cabeza lo había entendido, pero no fue hasta que sus labios pronunciaron aquel hecho, que Akame se vio plenamente consciente de ello. Hōzuki Chokichi y su maldita cámara de fotos le habían condenado a muerte.
«Qué patético...»