4/04/2019, 18:57
Los ojos vivaces y negros como dos piedras de pizarra del joven shinobi se movieron para captar los trazos que aquel hombre había estado dibujando en su libreta. Fue apenas un vistazo rápido, antes de que la cerrase, pero le permitió captar la información que hasta ahora Yasashi había recogido de él. «Este malnacido... Supongo que, al final, no soy tan bueno con las tácticas de distracción» admitió el Uchiha. Sea como fuere, le reconfortó poder constatar que Yasashi no tenía ni idea de por dónde iban los tiros; había deducido que Akame estaba perdiendo el tiempo para que alguien le rescatase, lo cual era correcto, pero no había supuesto bien quién. «Si es que Datsue realmente va a venir...»
De repente, Akame se sintió profundamente desesperanzado. Era la reacción lógica, la resaca de una dosis de esperanza mal tomada. ¿Y si Datsue nunca venía? ¿Qué garantías tenía de que su Hermano fuese a rescatarle?
—¿Tiempo? Bueno, tú sabrás, Yasashi-san —apostilló, queriendo desviar la atención—. Lo único que quiero es un pergamino y tinta. Cuando esté fuera de la Aldea, libre de estas cadenas y con una bolsa llena de billetes, escribiré todos los nombres, rutas y alijos de Tengu. Sólo entonces. ¿Hay trato?
«¿Qué demonios estoy haciendo?»
De repente, Akame se sintió profundamente desesperanzado. Era la reacción lógica, la resaca de una dosis de esperanza mal tomada. ¿Y si Datsue nunca venía? ¿Qué garantías tenía de que su Hermano fuese a rescatarle?
—¿Tiempo? Bueno, tú sabrás, Yasashi-san —apostilló, queriendo desviar la atención—. Lo único que quiero es un pergamino y tinta. Cuando esté fuera de la Aldea, libre de estas cadenas y con una bolsa llena de billetes, escribiré todos los nombres, rutas y alijos de Tengu. Sólo entonces. ¿Hay trato?
«¿Qué demonios estoy haciendo?»