4/04/2019, 20:49
Akame se revolvió en su sitio cuando la técnica sellada de Kunie, al activarse, golpeó la mente del interrogador con la contundencia de un metafórico martillo pilón psíquico. El impacto de su contra-Genjutsu fue tal que la propia técnica de Yasashi fue interrumpida, transportando de vuelta a ambos a la fría celda. ¿A ambos? No. A Akame le bastarían apenas unos confusos instantes para reponerse y ver, ante él, al interrogador hecho un ovillo y rogando clemencia. «¿Qué demonios...?» El Uchiha intentaba razonar a toda velocidad y determinar qué era lo que había ocurrido. Con un tirón de ambos brazos, comprobó que aún estaban sujetos por aquellas cadenas supresoras de chakra. «No he ejecutado ningún jutsu. ¿Entonces... quién?»
Allí solo estaban ellos dos.
Yasashi seguía retorciéndose en el suelo, balbuceando frases sin sentido, claramente bajo los efectos de... «¡Una ilusión! ¿Kunie-sensei la puso ahí a modo de detector de intrusos? Definitivamente es su estilo...» De repente, los ojos de Akame captaron un brillo metálico en el suelo, junto al pobre Yasashi.
—Las putas llaves... —masculló, sin poder creérselo.
¿Iba a salir Uchiha Akame de allí con vida?
«Lo único que necesito es quitarme estas cadenas, entonces podré usar mi Uzume para salir de aquí...»
No se lo pensó dos veces. Le daba igual que Uzushiogakure le considerase un traidor por fugarse. Le daba igual que Raito, Hanabi o quien fuese mandaran a otros ninjas en su búsqueda, como si fuese un perro rabioso al que había que cazar. En ese preciso momento, Akame sólo pudo pensar en el primer deber de un prisionerio; una lección que había aprendido tiempo atrás. Trató de resbalarse en su cojín y estiró la pierna para intentar coger las llaves con los dedos sucios y desnudos de los pies...
«El primer deber de un prisionero es... ¡Escapar!»
Allí solo estaban ellos dos.
Yasashi seguía retorciéndose en el suelo, balbuceando frases sin sentido, claramente bajo los efectos de... «¡Una ilusión! ¿Kunie-sensei la puso ahí a modo de detector de intrusos? Definitivamente es su estilo...» De repente, los ojos de Akame captaron un brillo metálico en el suelo, junto al pobre Yasashi.
—Las putas llaves... —masculló, sin poder creérselo.
¿Iba a salir Uchiha Akame de allí con vida?
«Lo único que necesito es quitarme estas cadenas, entonces podré usar mi Uzume para salir de aquí...»
No se lo pensó dos veces. Le daba igual que Uzushiogakure le considerase un traidor por fugarse. Le daba igual que Raito, Hanabi o quien fuese mandaran a otros ninjas en su búsqueda, como si fuese un perro rabioso al que había que cazar. En ese preciso momento, Akame sólo pudo pensar en el primer deber de un prisionerio; una lección que había aprendido tiempo atrás. Trató de resbalarse en su cojín y estiró la pierna para intentar coger las llaves con los dedos sucios y desnudos de los pies...
«El primer deber de un prisionero es... ¡Escapar!»