4/04/2019, 21:06
Sí… Sí, sí, sí, ¡sí! ¡Lo estaba consiguiendo! Sintió cada músculo de sus piernas tensarse hasta que pensó que iba a partirse algún tendón, pero lo logró. Logró apoyar el dedo gordo del pie en el llavero y tirar de las llaves hacia él.
Entonces escuchó pasos rápidos. Alguien se acercaba, y corriendo.
—¡Yasashi-san! ¡¿Qué ha pasado?!
Un guardia, Chūnin, había llegado al oír los gritos. Se encontró a Yasashi tendido en el suelo, temblando de miedo y las mejillas bañadas en lágrimas. Conocía a aquel hombre. Era famoso por ser un interrogador nada convencional, con métodos que a veces incluso sus propios compañeros cuestionaban, pero con una eficiencia en su trabajo de la que pocos podían presumir. Era, ante todo, un especialista en descubrir traidores.
Y ese hombre estaba tirado en el suelo, temblando como un crío al que le han dado una buena regañina. ¿Cómo era posible? ¿Qué habría pasado?
—No, no, no, no, no… —balbuceaba Yasashi, con la mirada hueca y vacía.
El guardia, un tipo guaperas entrado en la veintena, tan musculado que su pecho amenazaba con reventar el chaleco oficial de la Villa, giró lentamente la cabeza a medida que su cuerpo se iba empequeñeciendo como el de un cachorrillo asustado.
Porque cuando el Chūnin vio al preso, no vio a un chico chupado y andrajoso encadenado al suelo. No vio a un joven de quince años, flaco, sin ningún tipo de presencia ni poder intimidatorio. Ni… carisma. No, porque si hubiese visto de verdad a aquel chico, no se hubiese molestado ni en alzar la guardia. Menos en desenvainar su Ōnaginata y apuntar, tembloroso, el gaznate de aquel crío.
Pero como decimos, vio otra cosa. Vio lo que la mente, envenenada, quisiese que viese. Vio a Uchiha Akame. El Profesional. Jōnin a una edad en la que él todavía se dedicaba a rescatar gatitos de los árboles. Nunca una misión fallada. Nunca una misión perdida. Campeón del Torneo de los Dojos. Reconocido como uno de los más fuertes de toda la Villa. Hermano del Desierto. Asesino de Zoku. Y, ahora, un tipo que lograba poner en jaque a un ninja entrenado y experimentado como lo era Yasashi, esposado con grilletes supresores de chakra y sin ningún tipo de arma.
Por Shiona, aquel tipo era un demonio.
—¿Q-qué le has hecho, Akame? ¡C-contesta!
Entonces escuchó pasos rápidos. Alguien se acercaba, y corriendo.
—¡Yasashi-san! ¡¿Qué ha pasado?!
Un guardia, Chūnin, había llegado al oír los gritos. Se encontró a Yasashi tendido en el suelo, temblando de miedo y las mejillas bañadas en lágrimas. Conocía a aquel hombre. Era famoso por ser un interrogador nada convencional, con métodos que a veces incluso sus propios compañeros cuestionaban, pero con una eficiencia en su trabajo de la que pocos podían presumir. Era, ante todo, un especialista en descubrir traidores.
Y ese hombre estaba tirado en el suelo, temblando como un crío al que le han dado una buena regañina. ¿Cómo era posible? ¿Qué habría pasado?
—No, no, no, no, no… —balbuceaba Yasashi, con la mirada hueca y vacía.
El guardia, un tipo guaperas entrado en la veintena, tan musculado que su pecho amenazaba con reventar el chaleco oficial de la Villa, giró lentamente la cabeza a medida que su cuerpo se iba empequeñeciendo como el de un cachorrillo asustado.
Porque cuando el Chūnin vio al preso, no vio a un chico chupado y andrajoso encadenado al suelo. No vio a un joven de quince años, flaco, sin ningún tipo de presencia ni poder intimidatorio. Ni… carisma. No, porque si hubiese visto de verdad a aquel chico, no se hubiese molestado ni en alzar la guardia. Menos en desenvainar su Ōnaginata y apuntar, tembloroso, el gaznate de aquel crío.
Pero como decimos, vio otra cosa. Vio lo que la mente, envenenada, quisiese que viese. Vio a Uchiha Akame. El Profesional. Jōnin a una edad en la que él todavía se dedicaba a rescatar gatitos de los árboles. Nunca una misión fallada. Nunca una misión perdida. Campeón del Torneo de los Dojos. Reconocido como uno de los más fuertes de toda la Villa. Hermano del Desierto. Asesino de Zoku. Y, ahora, un tipo que lograba poner en jaque a un ninja entrenado y experimentado como lo era Yasashi, esposado con grilletes supresores de chakra y sin ningún tipo de arma.
Por Shiona, aquel tipo era un demonio.
—¿Q-qué le has hecho, Akame? ¡C-contesta!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado