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Así pues, aquél par tan extraño de transeúntes se dedicaron a recorrer las peores calles de Tanzaku Gai en la búsqueda de un tugurio más apropiado, a nivel de las calañas que pretendían continuar conversando. Fue Calabaza quien dirigió la expedición de forma digna de un lugareño, evadiendo callejones indeseados y tomando sólo las rutas más pertinentes que les llevaron, finalmente, hasta un bar de mala muerte.
En cuánto atravesaron el umbral, el yonqui no perdió ni un sólo segundo para disculparse por un momento. Él y su mono tenían adicciones que resolver.
Kaido le arrojó una mirada intensa digna de un matón.
—Que aproveche —dijo, refiriéndose claramente a la deliciosa merienda que se iba a lanzar. Luego alzó la mano derecha y se la llevó con lentitud hasta los linderos de su boca, cerrando el puño en el proceso—. ah, y Calabaza —añadió con talante serio, esnifando profundamente las pequeñas manchas de sangre que aún tintaban sus nudillos y cuyo rastro pertenecía al propio Akame—. espero no estés pensando en huir de mí y escabullirte por una ventana. Porque adónde quiera que vayas, ten por seguro que te voy a encontrar.
Después de todo, cuando un Tiburón es dueño del aroma de tu sangre; sencillamente no tienes escapatoria. Así como no la tiene todo aquél que se inmiscuye con Dragón Rojo.
En cuánto atravesaron el umbral, el yonqui no perdió ni un sólo segundo para disculparse por un momento. Él y su mono tenían adicciones que resolver.
Kaido le arrojó una mirada intensa digna de un matón.
—Que aproveche —dijo, refiriéndose claramente a la deliciosa merienda que se iba a lanzar. Luego alzó la mano derecha y se la llevó con lentitud hasta los linderos de su boca, cerrando el puño en el proceso—. ah, y Calabaza —añadió con talante serio, esnifando profundamente las pequeñas manchas de sangre que aún tintaban sus nudillos y cuyo rastro pertenecía al propio Akame—. espero no estés pensando en huir de mí y escabullirte por una ventana. Porque adónde quiera que vayas, ten por seguro que te voy a encontrar.
Después de todo, cuando un Tiburón es dueño del aroma de tu sangre; sencillamente no tienes escapatoria. Así como no la tiene todo aquél que se inmiscuye con Dragón Rojo.