6/04/2019, 12:51
El joven Calabaza se limitó a asentir con expresión ausente, a aquellas alturas parecía más bien un cadáver andante que una persona. El mono se lo estaba comiendo, no hacía falta ser muy perceptivo para darse cuenta, y debía ponerle remedio. Sumergirse de nuevo en su propio mundo onírico cargado de recuerdos cuya evocación era lo que le hacía seguir vivo. Lo único que valía la pena en esta gris y triste realidad para el bueno de Calabaza. Así, su escuálida figura desapareció tras la mugrienta puerta del precario aseo.
Pasaron unos minutos.
—¿Vas a pedir algo o sólo estás aquí para hacer bulto? —preguntó la camarera a Kaido, con voz monótona y cara de pocos amigos—. Tengo cerveza, sake, whisky...
Pidiera Kaido alguna bebida o no, el tiempo pasaría y pasaría sin detenerse. Media hora después, Calabaza aun no había salido del aseo.
Pasaron unos minutos.
—¿Vas a pedir algo o sólo estás aquí para hacer bulto? —preguntó la camarera a Kaido, con voz monótona y cara de pocos amigos—. Tengo cerveza, sake, whisky...
Pidiera Kaido alguna bebida o no, el tiempo pasaría y pasaría sin detenerse. Media hora después, Calabaza aun no había salido del aseo.