Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#70
Al día siguiente, Akame tuvo una pequeña sorpresa. Yasashi volvió para interrogarle. Esta vez, acompañado por un guardia, solo por si acaso.

Volvía a ser el hombre de siempre —trajeado de blanco e impoluto—, con su característica y excéntrica amabilidad que provocaba en muchos presos una ligera incomodidad.

En aquella ocasión, pasó de las preguntas, y se metió de lleno en la mente de Akame. Al contrario que sus compañeros, no obstante, que buscaban cualquier recuerdo relacionado con Tengu o sus padres de verdad —pues era un excelente hilo del que tirar—, él optó por otro camino.

Él quiso saber… cuál era el recuerdo más feliz que Uchiha Akame poseía.

Felicidad. Éxtasis. Puro gozo. Conoce los días más felices de una persona, y sabrás quién es. Eso, al menos, era lo que pensaba Yasashi. Pero la luz sola no bastaba para dar forma. Eran las sombras las que daban verdadera profundidad. Las que delimitaban. Conoce los días que una persona se ve en el barro, y sabrás qué es.


• • •


A la noche, en el despacho del Uzukage…

Hanabi releía por tercera vez el informe que le había pasado Yasashi. Katsudon, de pie, a su lado, pasaba también sus ojos por los puntos más importantes.

¿Eres consciente de que tu informe discrepa bastante con el de tus compañeros, Yasashi-san?

Lo soy, Uzukage-sama —dijo, educado, mientras su mirada se perdía en el poso de su taza de café. Lo sabía, sí, pero su trabajo no era estar de acuerdo con sus compañeros. Su trabajo era descubrir la verdad.

Cuéntame cómo llegaste a esta conclusión, por favor. —Hanabi sabía que lo ponía en el informe, pero quería oírlo de sus propios labios.

Como bien sabe, mi especialidad es leer rostros. Muchos de mi gremio se centran en buscar tics, patrones que se repiten cada vez que uno miente. Pequeños gestos, el tono de voz… o incluso la presión sanguínea, el pulso y la respiración. Todas ellas reacciones corporales, que un ninja bien entrenado puede simular. Pero el alma, señor, el alma no se puede manipular. Es intangible, puro e inmutable hasta en las criaturas más corruptas. Es por eso que —en mi experiencia—, la clave está en los ojos. Los ojos nunca engañan, Uzukage-sama.

Los ojos eran, después de todo, el reflejo del alma.

Mientras hacía mi interrogatorio, dejaba mis anotaciones justo lo suficientemente a la vista para que Akame pudiese leerlas. —Y de manera lo suficientemente disimulada para que no fuese descarado. Su actitud y la excéntrica amabilidad que ponía en cada interrogatorio también ayudaban a despistar—. Cosas como que tenía actitud de traidor, o que claramente no tenía su corazón en Uzu. ¿Sabe que vi en sus ojos, Hanabi-sama, cuando leyó eso? Muchas cosas. Pero, por encima de todas ellas, indignación.

»Obviamente, esta solo es una pequeña pieza del gran rompecabezas que es Uchiha Akame. Un jōnin que ya tiene mente de veterano, pese a su edad, y que aún así, pedía exigencias que sabía de sobra no se le iban a conceder para confesar. Yo pienso que un traidor, un espía en activo, sería mucho más cauto. Esperaría a ver las pruebas que tenían contra él y, mientras tanto, trataría de defender su inocencia. Y, en último caso, buscaría alcanzar un acuerdo que creyese realizable. —carraspeó—. De todas formas, creo que en este punto lo que Akame quería era conseguir tiempo.

»Siguiendo con mi idea, pedí a los guardias que no dejasen pasar a los calabozos ni a Datsue, Raito ni Yume, su novia. Hasta el séptimo día. El séptimo día mandé avisar a los tres de que ya podían ir a verle, y yo fui a aguardar junto a la celda de Akame, escondido, para observar los acontecimientos. —El Meisaigakure no Jutsu era, sin duda, uno de sus ninjutsus favoritos—. Yume fue la única que acudió, y lo que vi en ese breve encuentro, fue a un chico que, lejos de clamar por su inocencia, lejos de jugar esa carta desesperada para intentar que su novia le ayudase a escapar, o al menos a intentar defenderle, Uchiha Akame… se declaró culpable. Se declaró culpable y aseguró que todo había sido una mentira para alejarla de él. Y créame una cosa que le digo, Hanabi-sama: nunca en mi vida tuve tan claro que alguien estaba mintiendo.

Estaba claro que todo lo que decía se podía interpretar de dos maneras. Una, que habiendo sido un espía, se dejó conquistar por el corazón de Uzu y ahora, pillado por un crimen pasado, no sabe o no puede reaccionar de la forma correcta. O dos, que era un jodido espía con el único desliz de haberse enamorado de una chica, y que simplemente la quería proteger a ella.

Muchos de sus compañeros creían en la segunda opción. Él, en cambio…

Y finalmente están sus recuerdos, Hanabi-sama. Son muy curiosos, ¿sabe? La persona que selló esos recuerdos falsos en él, lo hizo con una maestría pocas veces vista. Hemos pasado días intentando destaparlos, incluso un Sabio del Consejo bajó al calabozo para romper el sello. Nada. Imposible. Y luego… —sonrió—, luego nos encontramos con que esos recuerdos falsos son taaan claramente ficticios, que parecen hechos por un niño de cinco años.

»¿Me tengo que creer que el mismo genio que hizo lo primero, luego hizo semejante chapuza? ¿O es que querían que supiésemos que eran falsos? ¿O es que querían que Akame fuese descubierto, porque, quizá… hacía tiempo que ya no trabajaba para ellos?

Katsudon y Hanabi se miraron el uno al otro. Por una parte, querían creer en aquello. Lo deseaban. Por otra, todo lo que les ofrecía Yasashi eran conjeturas. No había ni una sola prueba que respaldase su teoría.

Finalmente, están los recuerdos no ocultos. Esos que dejaron porque creían… irrelevantes. Pero a mí, lo que me hacen es reforzar este cuadro. Me hacen estar más seguro de lo que digo. Yo creo que Uchiha Akame fue un espía, un traidor. Y creo también que se volvió un patriota.

Y, sin embargo —replicó Hanabi, releyendo la conclusión final del informe—. Tu recomendación final es que…

Que se le mantenga encerrado, sí —dijo con cierto fastidio—. No tengo pruebas. Podría estar equivocado, y el riesgo corrido sería muy grande. Además, se niega a colaborar, y eso complica las cosas. —Quizá es que no podía. Quizá es que la situación le superaba. O, quizá, simplemente, Yasashi estaba equivocado. Y, en su trabajo, ya sabía las consecuencias que se sufrían al estarlo.

Kunie se lo había mostrado muy bien, en su Genjutsu.

Creo que necesitamos más tiempo para seguir investigando. Añadir más variables. —Una visita de Datsue vendría bien, a ver cómo reaccionaba Akame—. Además, honestamente, aún estando yo en lo cierto, ahora mismo Akame es una bomba de relojería. En mi hipótesis, él se siente traicionado, y podría estallar en…






¡¡¡BOOOOUUUUMMMMM!!!
Responder


Mensajes en este tema
RE: Crónica de una Muerte Anunciada - por Sarutobi Hanabi - 6/04/2019, 13:59


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.