7/04/2019, 22:47
De todo lo que podía esperarse, lo que menos se imaginaba Uchiha Datsue era que Daruu defendiese al bijū de Ayame. No solo la defendió con palabras, sino que se interpuso entre los dos. «Pero, ¿¡qué cojones...!?» Y luego… Luego habló a Kokuo como si fuese una persona y no lo que era: la jodida reencarnación del mal.
La cara de Datsue era todo un poema: tenso, incrédulo y cauteloso. La escena que estaba presenciando era demasiado surrealista como para que supiese siquiera cómo reaccionar. Shukaku, descojonándose en su interior, no ayudaba tampoco.
Tardó un buen rato en abrir la boca, después de que Ayame pareciese recuperar el control.
—Os estáis quedando conmigo, ¿verdad? —Era eso, ¿no? Una jodida broma desde el principio. Tenía que serlo. No había otra explicación razonable.
Conocedor de aquellas tierras casi como la palma de sus manos, Datsue sugirió que tuviesen su charla en un sitio muy especial. En un pequeño pueblo de la Ribera del Norte, al que habían llegado tras veinte minutos de caminata siguiendo el curso del río.
Allí, en un puesto junto a la orilla, un anciano de camisa florida y pantalón corto alquilaba barcas por un tiempo limitado y un precio bastante asequible —en verano, Datsue sabía que el precio era bastante más alto—. Como se sentía en una pequeña deuda moral, el Uchiha apretó los dientes e insistió en invitar él. No sin hacer un pequeño regateo con el dueño de las barcas, claro. Había costumbres que nunca se iban.
—¡Por los Dioses! ¡Está bien, está bien! ¡Veinte ryos serán! Pero no lo vayáis contando por ahí, por favor… —pidió, cogiendo el billete que Datsue le tendía—. Oye, chico, ¿te he visto por aquí antes? Me suena…
—Qué va. Primera vez que vengo aquí —replicó, cogiendo el boleto de dos horas que acababa de pagar.
El anciano se encogió de hombros y procedió a realizar su oferta habitual: bebida, comida de picoteo, pienso para cisnes… Oh, sí. Por aquella zona solía haber cisnes y eran una gran atracción, especialmente para turistas.
Datsue consideró que ya había gastado bastante y no pilló nada.
La barca que les tocó era sencilla, blanca por el exterior y azul en el interior, de madera. Pequeña, sí, pero lo suficiente espaciosa para que, bien acurrucados, entrasen cinco personas. El Uchiha se sentó en la madera transversal que atravesaba por la mitad el interior de la barca y tomó los remos.
Ayame y Daruu podían sentarse bien al frente, o si preferían estar más cómodos uno al frente y otro detrás.
—Ah, tendríais que ver esto en verano. Está a tope —comentó, mientras aproximaba lentamente la barca a un pequeño grupo de cisnes blancos. Estaban relativamente solos. Se veían dos barcas más, a lo lejos, usada por dos parejas.
Datsue las contempló por un momento, distraído. Recordaba que había tenido la idea de traerse a Aiko hasta allí, cuando…
«¡Mierda! ¡Otra vez!»
Verán, Uchiha Datsue se había impuesto un reto hacía algo más de una semana: no dedicar ni un solo pensamiento a Aiko en todo el día. Aquel era el décimo día consecutivo que fallaba.
—En fin, soy todo oídos —dijo, colocando los remos en la barca y poniéndose cómodo. A unos diez metros, casi a mitad de río, unas boyas con el cartel:
La cara de Datsue era todo un poema: tenso, incrédulo y cauteloso. La escena que estaba presenciando era demasiado surrealista como para que supiese siquiera cómo reaccionar. Shukaku, descojonándose en su interior, no ayudaba tampoco.
Tardó un buen rato en abrir la boca, después de que Ayame pareciese recuperar el control.
—Os estáis quedando conmigo, ¿verdad? —Era eso, ¿no? Una jodida broma desde el principio. Tenía que serlo. No había otra explicación razonable.
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Conocedor de aquellas tierras casi como la palma de sus manos, Datsue sugirió que tuviesen su charla en un sitio muy especial. En un pequeño pueblo de la Ribera del Norte, al que habían llegado tras veinte minutos de caminata siguiendo el curso del río.
Allí, en un puesto junto a la orilla, un anciano de camisa florida y pantalón corto alquilaba barcas por un tiempo limitado y un precio bastante asequible —en verano, Datsue sabía que el precio era bastante más alto—. Como se sentía en una pequeña deuda moral, el Uchiha apretó los dientes e insistió en invitar él. No sin hacer un pequeño regateo con el dueño de las barcas, claro. Había costumbres que nunca se iban.
—¡Por los Dioses! ¡Está bien, está bien! ¡Veinte ryos serán! Pero no lo vayáis contando por ahí, por favor… —pidió, cogiendo el billete que Datsue le tendía—. Oye, chico, ¿te he visto por aquí antes? Me suena…
—Qué va. Primera vez que vengo aquí —replicó, cogiendo el boleto de dos horas que acababa de pagar.
El anciano se encogió de hombros y procedió a realizar su oferta habitual: bebida, comida de picoteo, pienso para cisnes… Oh, sí. Por aquella zona solía haber cisnes y eran una gran atracción, especialmente para turistas.
Datsue consideró que ya había gastado bastante y no pilló nada.
La barca que les tocó era sencilla, blanca por el exterior y azul en el interior, de madera. Pequeña, sí, pero lo suficiente espaciosa para que, bien acurrucados, entrasen cinco personas. El Uchiha se sentó en la madera transversal que atravesaba por la mitad el interior de la barca y tomó los remos.
Ayame y Daruu podían sentarse bien al frente, o si preferían estar más cómodos uno al frente y otro detrás.
—Ah, tendríais que ver esto en verano. Está a tope —comentó, mientras aproximaba lentamente la barca a un pequeño grupo de cisnes blancos. Estaban relativamente solos. Se veían dos barcas más, a lo lejos, usada por dos parejas.
Datsue las contempló por un momento, distraído. Recordaba que había tenido la idea de traerse a Aiko hasta allí, cuando…
«¡Mierda! ¡Otra vez!»
Verán, Uchiha Datsue se había impuesto un reto hacía algo más de una semana: no dedicar ni un solo pensamiento a Aiko en todo el día. Aquel era el décimo día consecutivo que fallaba.
—En fin, soy todo oídos —dijo, colocando los remos en la barca y poniéndose cómodo. A unos diez metros, casi a mitad de río, unas boyas con el cartel:
¡PELIGRO!
NO PASAR
NO PASAR
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado