7/04/2019, 23:39
Ya saben lo que ocurrió después. El edificio del Uzukage se consumió en llamas, y Hanabi, como el capitán del barco que se niega a abandonarlo hasta que todos sus tripulantes estén a salvo, se jugó el tipo para evacuarlos a todos.
Uzumaki Goro, por desgracia, estaba lejos de cualquier salvación. Así fue también con Uchiha Akame.
Rabia. Frustración. Dolor. La Villa había recibido un nuevo golpe tras los atentados de Zoku. Una nueva puñalada al corazón, reabriendo una herida que todavía no se había cicatrizado por completo. Y es que, por encima de todas, la muerte de Uzumaki Shiona había sido la peor.
La primera es la que más duelen, dicen.
Pero se recuperarían. Se volverían a levantar, como habían hecho siempre. Porque Uzu era más grande que todo. Más grande que sus habitantes. Más grandes que sus ninjas. Uzu, era una idea. Un sentimiento, una esperanza. Y no importaba cuán duro o largo fuese un invierno, la primavera siempre acababa llegando…
… y con ella, los cerezos.
Quienes no volverían a levantarse nunca, esos eran Uzumaki Goro y Uchiha Akame. Una mujer contemplaba a este último con sus ojos dorados y una expresión indescrifrable. En menos de dos horas, alguien cogería aquel cuerpo quemado, lo vestiría con traje y lo colocaría dentro de un ataúd para celebrar el funeral.
Aquella mujer, no obstante, tenía otra idea en mente.
—Todavía me quedan planes para ti, Akame…
Kunie extendió un pergamino y un cadáver surgió de él envuelto en una nube de humo. Un cadáver de un chico de unos dieciséis años, flacucho, de pelo largo y alborotado, y una cara… Bueno, quemada. Tanto que difícilmente se podría adivinar cómo eran sus facciones antes de que las llamas consumiesen su piel. ¿Quizá como las de Akame? Nadie podía asegurar que no.
Selló a Akame en el pergamino y dejó el cuerpo del niño sin nombre en su lugar.
—Es hora de que te lleve a casa, Akame-chan...
Uzumaki Goro, por desgracia, estaba lejos de cualquier salvación. Así fue también con Uchiha Akame.
Rabia. Frustración. Dolor. La Villa había recibido un nuevo golpe tras los atentados de Zoku. Una nueva puñalada al corazón, reabriendo una herida que todavía no se había cicatrizado por completo. Y es que, por encima de todas, la muerte de Uzumaki Shiona había sido la peor.
La primera es la que más duelen, dicen.
Pero se recuperarían. Se volverían a levantar, como habían hecho siempre. Porque Uzu era más grande que todo. Más grande que sus habitantes. Más grandes que sus ninjas. Uzu, era una idea. Un sentimiento, una esperanza. Y no importaba cuán duro o largo fuese un invierno, la primavera siempre acababa llegando…
… y con ella, los cerezos.
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Quienes no volverían a levantarse nunca, esos eran Uzumaki Goro y Uchiha Akame. Una mujer contemplaba a este último con sus ojos dorados y una expresión indescrifrable. En menos de dos horas, alguien cogería aquel cuerpo quemado, lo vestiría con traje y lo colocaría dentro de un ataúd para celebrar el funeral.
Aquella mujer, no obstante, tenía otra idea en mente.
—Todavía me quedan planes para ti, Akame…
Kunie extendió un pergamino y un cadáver surgió de él envuelto en una nube de humo. Un cadáver de un chico de unos dieciséis años, flacucho, de pelo largo y alborotado, y una cara… Bueno, quemada. Tanto que difícilmente se podría adivinar cómo eran sus facciones antes de que las llamas consumiesen su piel. ¿Quizá como las de Akame? Nadie podía asegurar que no.
Selló a Akame en el pergamino y dejó el cuerpo del niño sin nombre en su lugar.
—Es hora de que te lleve a casa, Akame-chan...
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado