9/04/2019, 00:51
Umikiba Kaido se convirtió, de pronto, en una esponja. Entrar en la Prisión del Yermo le supuso un nivel extra de atención a los detalles del cuál usualmente no se preocupaba, pero ahora que estaba prácticamente solo en aquella tarea, tenía que ser más vivo que los demás. Más listo. Más hijo de puta que siempre.
Por tanto, todos los detalles por más pequeño que fueran, le iban a servir. Como por ejemplo, el hecho de que los guardias que custodiaban la entrada y salida no se encontrasen donde debían estar por la falta de personal gracias a la tormenta. O de la actual distancia en pasos que tendría que ocupar para moverse por la amplia prisión, de la que sólo tenía perfectamente grabada la imagen de un modesto croquis proporcionado por Comadreja. Todo, absolutamente todo, le iba a servir para sobrevivir.
Una vez en los vestuarios, Kincho detuvo a Tokore antes de irse. Eran los ojos del endeble compañero, pero la mirada era la de un criminal.
—¿Nos vemos a la salida? —replicó—. nos vemos en media hora en el jodido punto de encuentro. Consígueme la jodida celda del tal Razaro y llévamelo a la enfermería. Haz tu puta parte.
Por tanto, todos los detalles por más pequeño que fueran, le iban a servir. Como por ejemplo, el hecho de que los guardias que custodiaban la entrada y salida no se encontrasen donde debían estar por la falta de personal gracias a la tormenta. O de la actual distancia en pasos que tendría que ocupar para moverse por la amplia prisión, de la que sólo tenía perfectamente grabada la imagen de un modesto croquis proporcionado por Comadreja. Todo, absolutamente todo, le iba a servir para sobrevivir.
Una vez en los vestuarios, Kincho detuvo a Tokore antes de irse. Eran los ojos del endeble compañero, pero la mirada era la de un criminal.
—¿Nos vemos a la salida? —replicó—. nos vemos en media hora en el jodido punto de encuentro. Consígueme la jodida celda del tal Razaro y llévamelo a la enfermería. Haz tu puta parte.