9/04/2019, 18:55
—El Gran Shukaku, Padre del Desierto —les corrigió Datsue.
Y la voz de Kokuō sonó increíblemente divertida cuando comentó:
—Ayame… —continuó el Uchiha, y Ayame supo muy bien lo que venía a continuación: una de las principales razones por las que no quería que aquel secreto saliera a la luz—. Si Kokuo está encerrada, es por una buena razón. ¿O es que ahora vas a ir liberando criminales asesinos de sus celdas solo porque se sintieron rabiosos y dolidos cuando cometieron sus crímenes?
—Pero Kokuō no es...
—Daruu… ¿Educada? Te lo puedo comprar. Pero, ¿comprensible? ¿Qué quiere vivir en paz? ¿Estamos hablando de la misma Kokuo que hizo lanzar a Ayame una bijuudama contra mí y un centenar de personas inocentes que había en el estadio? ¿Esa Kokuo?
Los ojos de Ayame se ensombrecieron, húmedos.
—Sí. Y la misma Kokuō que devastó la Ciudad Fantasma —se adelantó Ayame, antes de que Daruu pudiera intervenir—. Datsue, sé que es muy difícil de entender. Lo entiendo. No espero que todo el mundo comparta mi punto de vista... Ya me parece un milagro que Daruu lo hiciera.
»Pero los Bijū han sido utilizados y manipulados por la humanidad desde el principio de los tiempos. Los usaron en contra de su voluntad como armas para sus guerras, y cuando vieron y temieron que eran más peligrosos de lo que podrían a llegar a controlar nunca, los aniquilaron. Los borraron del mapa, sin más. Y ahora que están volviendo a aparecer en el mundo lo que estamos haciendo es condenarlos a una vida de cautiverio para toda la eternidad. No me malinterpretes, por favor, no estoy tratando de justificar nada, ¿pero no eres capaz de imaginar por un momento cómo se sienten? ¿Aunque sea un poco?
Y la voz de Kokuō sonó increíblemente divertida cuando comentó:
«Oh, típico de mi hermano...»
—Ayame… —continuó el Uchiha, y Ayame supo muy bien lo que venía a continuación: una de las principales razones por las que no quería que aquel secreto saliera a la luz—. Si Kokuo está encerrada, es por una buena razón. ¿O es que ahora vas a ir liberando criminales asesinos de sus celdas solo porque se sintieron rabiosos y dolidos cuando cometieron sus crímenes?
—Pero Kokuō no es...
—Daruu… ¿Educada? Te lo puedo comprar. Pero, ¿comprensible? ¿Qué quiere vivir en paz? ¿Estamos hablando de la misma Kokuo que hizo lanzar a Ayame una bijuudama contra mí y un centenar de personas inocentes que había en el estadio? ¿Esa Kokuo?
Los ojos de Ayame se ensombrecieron, húmedos.
—Sí. Y la misma Kokuō que devastó la Ciudad Fantasma —se adelantó Ayame, antes de que Daruu pudiera intervenir—. Datsue, sé que es muy difícil de entender. Lo entiendo. No espero que todo el mundo comparta mi punto de vista... Ya me parece un milagro que Daruu lo hiciera.
»Pero los Bijū han sido utilizados y manipulados por la humanidad desde el principio de los tiempos. Los usaron en contra de su voluntad como armas para sus guerras, y cuando vieron y temieron que eran más peligrosos de lo que podrían a llegar a controlar nunca, los aniquilaron. Los borraron del mapa, sin más. Y ahora que están volviendo a aparecer en el mundo lo que estamos haciendo es condenarlos a una vida de cautiverio para toda la eternidad. No me malinterpretes, por favor, no estoy tratando de justificar nada, ¿pero no eres capaz de imaginar por un momento cómo se sienten? ¿Aunque sea un poco?