10/04/2019, 19:11
—¡Argh!
El Uchiha se incorporó bruscamente tras tomar una gran bocanada de aire que parecía —en realidad lo era— el primer aliento que había podido echarse al pecho en días. Acababa de volver a nacer, justo como Kunie había prometido a su difunto padre; pero, para él, hacía tan sólo unos instantes que se encontraba encadenado en una fría celda en Uzushiogakure. Y el último sonido que habían captado sus oídos era el de una tremenda explosión. Ahora, a su alrededor no había más que el silencio. El jōnin trató de reincorporarse, pero tenía todos los músculos entumecidos y la cabeza embotada.
—¿Qué demonios...?
Aturdido, echó un vistazo a su alrededor. «¿Dónde estoy? No parece una celda, desde luego...» La desvencijada cabaña no era ni mucho menos un resort de cinco estrellas, pero Akame no notaba el ambiente asfixiante de las mazmorras. Trató de moverse, y descubrió que estaba envuelto en mantas. Con trabajo empezó a revolverse para deshacerse de ellas, y fue entonces cuando la vio. Allí, parada frente a él... Y a sus pies un cadáver ensangrentado.
—¿K... Kunie-sensei? —balbuceó, atónito—. ¿Qué... Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? Quién es ese tipo?
El Uchiha se incorporó bruscamente tras tomar una gran bocanada de aire que parecía —en realidad lo era— el primer aliento que había podido echarse al pecho en días. Acababa de volver a nacer, justo como Kunie había prometido a su difunto padre; pero, para él, hacía tan sólo unos instantes que se encontraba encadenado en una fría celda en Uzushiogakure. Y el último sonido que habían captado sus oídos era el de una tremenda explosión. Ahora, a su alrededor no había más que el silencio. El jōnin trató de reincorporarse, pero tenía todos los músculos entumecidos y la cabeza embotada.
—¿Qué demonios...?
Aturdido, echó un vistazo a su alrededor. «¿Dónde estoy? No parece una celda, desde luego...» La desvencijada cabaña no era ni mucho menos un resort de cinco estrellas, pero Akame no notaba el ambiente asfixiante de las mazmorras. Trató de moverse, y descubrió que estaba envuelto en mantas. Con trabajo empezó a revolverse para deshacerse de ellas, y fue entonces cuando la vio. Allí, parada frente a él... Y a sus pies un cadáver ensangrentado.
—¿K... Kunie-sensei? —balbuceó, atónito—. ¿Qué... Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? Quién es ese tipo?