Palomas blancas

[Uchiha Datsue]

—En resumen, toda la culpa del conflicto entre las tres aldeas fue del Uchiha. Nada nuevo bajo el sol.

Lo que le faltaba. Que un jodido bijuu le diese clases de moralidad. Una y no más. Una y no más. Suficiente había aguantado ya.

Para sorpresa de todos menos para el Uchiha —que sabía de la maldad del bijuu—, Kokuo lanzó una mini-bijuudama al rostro de Daruu. Para sorpresa esta vez únicamente de Datsue, nadie pareció querer hacer algo al respecto. Daruu rugió y la amenazó, sí, pero todo se quedó en eso. En palabras.

Estaba que no se lo creía.

—Está bien, suficiente me he callado ya —dijo, harto—. Primero: no, Kokuo, no. El conflicto no se inició conmigo, se inició en el momento en que tú me lanzaste una bijuudama a la cara. ¿Y, sabes que es culpa mía? Quizá que Daruu y Ayame sigan con vida. —¡Oh, sí, así era! Quizá nadie se había dado cuenta todavía, ¡pero su Sharingan sí lo había visto!—. Porque a no ser que Daruu me diga que sabe de algún fuuinjutsu para detenerte —miró a Daruu por si acaso le reventaban el argumento—, lo único que hubiese conseguido sería dejarte libre en medio del Valle del Fin. Quizá matando a cualquier pobre diablo que estuviese por allí. Al propio Daruu. ¡O a la propia Ayame! Bien sé lo perjudicial que es para el cuerpo vuestro chakra descontrolado. ¡Yo lo sufrí, y a punto estuve de morir por ello! —Oh, sí, para su desgracia no estaba mintiendo en absoluto.

»Segundo: A mí no me engañas. Podías haber matado a Juro, sí. O destruido Ame. Pero ya lo dije. De hacerlo, el resto de Villas se te hubiese echado encima y todas estas libertades que ahora tienes se te hubiesen cortado de raíz.

»¡Y tercero! Daruu, Ayame, ¿soy el único que la ha oído? —preguntó, incrédulo—. Dice que la destrucción de una jodida piedra es más sádico y sangriento de lo que ella jamás ha hecho. Pero, ¡no veis que nos está mintiendo en nuestra puta cara! Ha destruido una ciudad entera, con gente inocente, ancianos, niños… ¡Niños, joder! ¡Bebés recién nacidos! ¡Tiene un jodido cementerio a su nombre con más de diez mil tumbas! ¡Y dice que ella nunca ha hecho nada tan sanguinario como reventar una estatua!

»¡EN SERIO NO VEIS QUE ESTÁ COMO UNA PUTA CABRA!