11/04/2019, 20:51
(Última modificación: 11/04/2019, 22:03 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
Daruu contraatacó con otra oleada de argumentos que atacaron la inflexible muralla que el Uchiha había erigido a raíz de su experiencia con el Shukaku. No era algo por lo que se le pudiera culpar, pero aquellas experiencias eran algo que quedaban muy lejos del conocimiento de los dos Amejines. Después de todo, no había sido hasta aquel momento que se habían puesto a hablar sobre el tema.
—Bah. Tu bijuu, Ayame, tu responsabilidad. No me voy a meter. —Terminó por ceder, haciendo un ademán en el aire. Parecía que habían ganado la batalla, al menos por el momento, y Ayame sonrió con suavidad—. Pero… —Hizo una pequeña pausa, y la muchacha se temió lo peor—. ¿Y esto lo sabe la Alianza? ¿Yui? ¿El resto?
—¡NO! —exclamó, pálida como la cera—. Nadie aparte de vosotros sabe de esto, y sólo lo sabría Daruu si Kokuō no hubiese metido la pata donde no debía —añadió, dirigiéndole una mirada inculpadora al Bijū que reposaba sobre su regazo—. ¡Nadie puede saberlo! Si Yui-sama se entera de esto... si cualquier otra persona se entera de esto... ¡Terminarán por encerrarla de nuevo, en el mejor de los casos! ¡Y esta vez se asegurarán de que yo no pueda hacer nada al respecto! Incluso podrían tacharme a mí de traidora y... sustituirme como jinchuuriki... —Un escalofrío recorrió su cuerpo de arriba a abajo, y entonces inclinó el cuerpo hacia delante y dirigió una mirada cargada de súplica a Datsue. La primera vez que le miraba directamente al Sharingan sin temer por ello. Porque otros miedos aún más grandes la inundaban por dentro—. Por favor, Datsue... Sé que no hemos sido amigos nunca, pero, por favor, no le cuentes esto a nadie. Yo... prometo no decir nada sobre la estatua tampoco... ¿Vale...? Por favor...
—Bah. Tu bijuu, Ayame, tu responsabilidad. No me voy a meter. —Terminó por ceder, haciendo un ademán en el aire. Parecía que habían ganado la batalla, al menos por el momento, y Ayame sonrió con suavidad—. Pero… —Hizo una pequeña pausa, y la muchacha se temió lo peor—. ¿Y esto lo sabe la Alianza? ¿Yui? ¿El resto?
—¡NO! —exclamó, pálida como la cera—. Nadie aparte de vosotros sabe de esto, y sólo lo sabría Daruu si Kokuō no hubiese metido la pata donde no debía —añadió, dirigiéndole una mirada inculpadora al Bijū que reposaba sobre su regazo—. ¡Nadie puede saberlo! Si Yui-sama se entera de esto... si cualquier otra persona se entera de esto... ¡Terminarán por encerrarla de nuevo, en el mejor de los casos! ¡Y esta vez se asegurarán de que yo no pueda hacer nada al respecto! Incluso podrían tacharme a mí de traidora y... sustituirme como jinchuuriki... —Un escalofrío recorrió su cuerpo de arriba a abajo, y entonces inclinó el cuerpo hacia delante y dirigió una mirada cargada de súplica a Datsue. La primera vez que le miraba directamente al Sharingan sin temer por ello. Porque otros miedos aún más grandes la inundaban por dentro—. Por favor, Datsue... Sé que no hemos sido amigos nunca, pero, por favor, no le cuentes esto a nadie. Yo... prometo no decir nada sobre la estatua tampoco... ¿Vale...? Por favor...