13/04/2019, 13:09
Daruu contempló a Ayame, anonadado. Y fue entonces cuando recordó que nunca le había contado aquello:
—¿Cómo que... te colaste... qué? ¡Pero a quién se le ocurre! Y encima a ti, que te da miedo a la oscuridad.
—S... ¡Sentía curiosidad! —se defendió ella, con las mejillas encendidas—. ¡Además, iba con una linterna!
Datsue se dispuso entonces a responder a la pregunta de Daruu, y a cada palabra que formulaba Ayame se iba poniendo más y más pálida. ¿De verdad les estaba preguntando si estaban satisfechos con la Arashikage que tenían? ¿De verdad les estaba comparando a Yui con Zoku? ¿Acaso... acaso les estaba sugiriendo que quizás ellos deberían seguir sus mismos pasos y acabar con ella, como ellos acabaron con Zoku? Puede que Ayame, como opinión personal, hubiese preferido que fuera Shanise la Arashikage por la devoción que le tenía, ¡pero aquello era pasarse tres pueblos! ¡Era como si les estuviese sugiriendo que deberían dar un golpe de estado! ¡A Amekoro Yui nada menos!
Fue Daruu el que salió al trapo, y Ayame le dejó hablar. Pero se removió con notable inquietud cuando habló sobre los Kajitsu Hōzuki y sobre Naia. Terminó por apartar la mirada hacia un punto del lago, donde los cisnes seguían nadando tranquilamente, y se cruzó de brazos, en un gesto tan inherente como inconscientemente defensivo.
—¿Cómo que... te colaste... qué? ¡Pero a quién se le ocurre! Y encima a ti, que te da miedo a la oscuridad.
—S... ¡Sentía curiosidad! —se defendió ella, con las mejillas encendidas—. ¡Además, iba con una linterna!
Datsue se dispuso entonces a responder a la pregunta de Daruu, y a cada palabra que formulaba Ayame se iba poniendo más y más pálida. ¿De verdad les estaba preguntando si estaban satisfechos con la Arashikage que tenían? ¿De verdad les estaba comparando a Yui con Zoku? ¿Acaso... acaso les estaba sugiriendo que quizás ellos deberían seguir sus mismos pasos y acabar con ella, como ellos acabaron con Zoku? Puede que Ayame, como opinión personal, hubiese preferido que fuera Shanise la Arashikage por la devoción que le tenía, ¡pero aquello era pasarse tres pueblos! ¡Era como si les estuviese sugiriendo que deberían dar un golpe de estado! ¡A Amekoro Yui nada menos!
Fue Daruu el que salió al trapo, y Ayame le dejó hablar. Pero se removió con notable inquietud cuando habló sobre los Kajitsu Hōzuki y sobre Naia. Terminó por apartar la mirada hacia un punto del lago, donde los cisnes seguían nadando tranquilamente, y se cruzó de brazos, en un gesto tan inherente como inconscientemente defensivo.