13/04/2019, 17:56
El escualo —aún transformado en Kincho—. se adentró a los vestuarios y empezó a revolver todos los armarios para buscar aquél que tuviera su nombre. El problema es que su introspección fue interrumpida por el evidente sonido del caudal de agua apagarse. Los pasos de pies mojados también fueron lo bastante reveladores como para entender que no se encontraban solos.
Kaido le vio acercarse tras su saludo y descolgó el kopesh, dejándolo sobre una butaca izquierda. Dio dos pasos hacia atrás y con el dedo índice izquierdo, se apretujó los labios, pidiéndole al muchacho que hiciera silencio.
Luego le atizó con un gesto de mano, como diciéndole: "acércate, acércate" porque quería contarle un secreto acerca de la Tormenta.
Kaido le vio acercarse tras su saludo y descolgó el kopesh, dejándolo sobre una butaca izquierda. Dio dos pasos hacia atrás y con el dedo índice izquierdo, se apretujó los labios, pidiéndole al muchacho que hiciera silencio.
Luego le atizó con un gesto de mano, como diciéndole: "acércate, acércate" porque quería contarle un secreto acerca de la Tormenta.