13/04/2019, 18:28
Y, pese a que había sido Datsue el que había formulado la pregunta, fue Daruu quien habló:
—No me parece del todo justo que bijuu o humano alguien pueda hacer lo que le de la gana sin que nadie le pare los pies —dijo, mirando a Kokuō de reojo, y ella se volvió hacia él—. Vale, ahora mismo no hay paz entre bijuu y humanos, y ya sé lo que opinas del resto del mundo, así que imagino que te daría igual que Shukaku iniciase un exterminio mundial. Imaginemos pues que, hipotéticamente, viviéramos todos en paz y fueseis libres. ¿No haríais nada por impedirle masacrar a miles, aunque a ti no te haga nada? Hay que proteger también a los demás. Y si yo he podido entender lo mal que lo estás pasando, ¿no podrías ponerte en nuestro lugar ahora que nos conoces? ¿Te daría igual que Shukaku matara a miles de personas? ¿Te daría igual que matase a Ayame?
—Yo no he dicho que nadie pueda hacer lo que quiera sin consecuencias, Daruu —respondió, con calma—. Cualquiera debe ser castigado si se comporta como un criminal, pero si alguien todavía no ha hecho nada que merezca ser castigado, sea mi hermano o cualquier otro humano, ¿por qué no habría de merecer ser libre?
Entonces se volvió hacia Datsue, que asistía al debate como espectador. Y Kokuō supo ver más allá de sus ojos.
—Y se equivocan en una cosa: No. No me gustan las masacres ni disfruto con ellas. No soy ninguna bestia sedienta de sangre, por mucho que se esmeren en creer que sí. Yo sólo deseaba vivir en paz, tranquila, sin tener que preocuparme de ustedes. Pero... es algo imposible ahora mismo.
—No me parece del todo justo que bijuu o humano alguien pueda hacer lo que le de la gana sin que nadie le pare los pies —dijo, mirando a Kokuō de reojo, y ella se volvió hacia él—. Vale, ahora mismo no hay paz entre bijuu y humanos, y ya sé lo que opinas del resto del mundo, así que imagino que te daría igual que Shukaku iniciase un exterminio mundial. Imaginemos pues que, hipotéticamente, viviéramos todos en paz y fueseis libres. ¿No haríais nada por impedirle masacrar a miles, aunque a ti no te haga nada? Hay que proteger también a los demás. Y si yo he podido entender lo mal que lo estás pasando, ¿no podrías ponerte en nuestro lugar ahora que nos conoces? ¿Te daría igual que Shukaku matara a miles de personas? ¿Te daría igual que matase a Ayame?
—Yo no he dicho que nadie pueda hacer lo que quiera sin consecuencias, Daruu —respondió, con calma—. Cualquiera debe ser castigado si se comporta como un criminal, pero si alguien todavía no ha hecho nada que merezca ser castigado, sea mi hermano o cualquier otro humano, ¿por qué no habría de merecer ser libre?
Entonces se volvió hacia Datsue, que asistía al debate como espectador. Y Kokuō supo ver más allá de sus ojos.
—Y se equivocan en una cosa: No. No me gustan las masacres ni disfruto con ellas. No soy ninguna bestia sedienta de sangre, por mucho que se esmeren en creer que sí. Yo sólo deseaba vivir en paz, tranquila, sin tener que preocuparme de ustedes. Pero... es algo imposible ahora mismo.