13/04/2019, 20:13
Y cuando estuvo lo suficientemente cerca...
... Kincho —el flacuchento hijo de papi—. le sostuvo la boca con la mano derecha con una fuerza impropia de su cuerpo endeble y poco trabajado, y con la otra le atizó la parte posterior del cuello. Hizo uso del apoyo de sus piernas para calar una de ellas por detrás de las piernas del susodicho guardia y le torció la nuca lo suficiente como apretarle el área de la carótida y obstruir la respiración. La mano en la boca servía como bozal para que aquél hombre no gritara, y sólo esperaba que Muñeca aprovechara la situación para reducirlo —si él no lograba su objetivo—. con una de sus técnicas de dolor.
De todas formas, no cometía aquél riesgo sólo por las risas.
Tenía que conseguirle un cuerpo a Masumi para que pudiera acompañarlos sin levantar sospechas a los espacios comunes de la Prisión. Llevarla todo el rato como un kopesh no era más una opción.
... Kincho —el flacuchento hijo de papi—. le sostuvo la boca con la mano derecha con una fuerza impropia de su cuerpo endeble y poco trabajado, y con la otra le atizó la parte posterior del cuello. Hizo uso del apoyo de sus piernas para calar una de ellas por detrás de las piernas del susodicho guardia y le torció la nuca lo suficiente como apretarle el área de la carótida y obstruir la respiración. La mano en la boca servía como bozal para que aquél hombre no gritara, y sólo esperaba que Muñeca aprovechara la situación para reducirlo —si él no lograba su objetivo—. con una de sus técnicas de dolor.
De todas formas, no cometía aquél riesgo sólo por las risas.
Tenía que conseguirle un cuerpo a Masumi para que pudiera acompañarlos sin levantar sospechas a los espacios comunes de la Prisión. Llevarla todo el rato como un kopesh no era más una opción.