13/04/2019, 20:45
—No sólo me creen muerto. Creen que ellos me mataron —a Kaido esa revelación en particular le dejó bastante sorprendido. Siempre creyó que Uchiha Akame era uno de los ninjas más leales a su amada Uzushiogakure no sato así como lo fue él alguna vez de su propia aldea. Muy por encima de Datsue, incluso. ¿Entonces qué tendría que haber hecho él como para que su propia gente lo asesinara? o mejor dicho, tratase de—. ¿Lo entiendes, Kaido? Fui traicionado por aquellos por los que sacrifiqué todo. Por eso... Por eso tengo que seguir viviendo. Esos hijos de puta no se salieron con la suya y tarde o temprano, lo van a entender.
La venganza. La dulce venganza. Un sentimiento capaz de rivalizar con el amor o la penuria. Ahí, en la cúspide de las sensaciones que te llevan a caminos insospechados. Como el de engañar a una de las personas más importantes de tu vida y ocultarle que su hermano realmente no estaba muerto. Akame quería que Datsue continuara viviendo con aquél velo puesto sobre sus ojos, y Kaido no pudo sino tratar de enfatizar las razones de ello. Le resultó también inmensamente curioso que el Intrépido haya sido partícipe del asesinato de Uchiha Akame, o al menos, parte de la planificación de un movimiento de tal magnitud.
Durante el encuentro de estos dos hace menos de un mes, Kaido le había visto tan tranquilo que no habría podido sospechar que Datsue estaba pasando por el duelo.
—Pero Ayame... ¡Ayame! ¡Esa entrometida! Si las Tres Grandes vuelven a ser aliadas tal y como aseguras, entonces pronto Uzu sabrá de mi situación —aseguró, molesto—. Hasta ahora, sólo había dos personas que sabían que Uchiha Akame estaba vivo... Datsue no es ninguna de ellas.
—Por Ayame es mejor que no te preocupes. Va a ser mucho más difícil constatar que te ha visto vivo si mantienes el bajo perfil que llevas hasta ahora. Ya lo mío es un poco más jodido, pero sospecho que no iban a tardar demasiado en darse cuenta de que mi cadáver era falso. Era sólo cuestión de tiempo.
—¿Así que es verdad? Umikiba Kaido, el Tiburón de Amegakure, traicionando a los suyos... ¿Y por qué? ¿Qué cojones te ofreció Dragón Rojo para que decidieras escupir en la cara a Amekoro Yui?
¿Que qué le ofreció?
—La libertad, Akame. La dulce libertad —respondió lacónico—. Sekiryū se ofreció a romper las cadenas que me mantenían atado, y ciego. Liberaron a la Bestia de Amegakure del yugo de una de las tres grandes. Me hicieron entender de que era cuestión de tiempo para que me hicieran lo que a ti. Después de todo, cuando se percatan de que tenemos todo lo necesario para romper con el status quo o que representamos un peligro capaz de arrebatarles el poder que tanto ansían y recelan, cualquier cosa vale. Cualquier cosa —le miró el rostro calcinado como una puntualización evidente—. y ahora, mi buen amigo; yo soy un Cabeza de Dragón. Soy uno de los ocho líderes. Y puedo —un paso, luego otro—. ofrecerte la grandeza que tu propia gente te ha arrebatado. Puedo ofrecerte un camino, una ruta. ¿Quieres hacerles pagar por lo que te han hecho? tú sólo no puedes lograrlo. A mí me costó entenderlo también.
»Únete a mí, Uchiha Akame, y verás logrados todos tus objetivos. Estamos más cerca que nunca de lograr lo que nadie ha hecho en muchísimo tiempo. Podrás verlo cuando me jures lealtad. Umikiba Kaido no te pagará con la traición como Datsue. Yo sí valoro la hermandad de la que él tanto se jacta.
Esa era su prueba de fuego. ¿Sería Akame capaz de disponer de cualquier sentimiento encontrado hacia Datsue para poder alcanzar su venganza mayor?
La venganza. La dulce venganza. Un sentimiento capaz de rivalizar con el amor o la penuria. Ahí, en la cúspide de las sensaciones que te llevan a caminos insospechados. Como el de engañar a una de las personas más importantes de tu vida y ocultarle que su hermano realmente no estaba muerto. Akame quería que Datsue continuara viviendo con aquél velo puesto sobre sus ojos, y Kaido no pudo sino tratar de enfatizar las razones de ello. Le resultó también inmensamente curioso que el Intrépido haya sido partícipe del asesinato de Uchiha Akame, o al menos, parte de la planificación de un movimiento de tal magnitud.
Durante el encuentro de estos dos hace menos de un mes, Kaido le había visto tan tranquilo que no habría podido sospechar que Datsue estaba pasando por el duelo.
—Pero Ayame... ¡Ayame! ¡Esa entrometida! Si las Tres Grandes vuelven a ser aliadas tal y como aseguras, entonces pronto Uzu sabrá de mi situación —aseguró, molesto—. Hasta ahora, sólo había dos personas que sabían que Uchiha Akame estaba vivo... Datsue no es ninguna de ellas.
—Por Ayame es mejor que no te preocupes. Va a ser mucho más difícil constatar que te ha visto vivo si mantienes el bajo perfil que llevas hasta ahora. Ya lo mío es un poco más jodido, pero sospecho que no iban a tardar demasiado en darse cuenta de que mi cadáver era falso. Era sólo cuestión de tiempo.
—¿Así que es verdad? Umikiba Kaido, el Tiburón de Amegakure, traicionando a los suyos... ¿Y por qué? ¿Qué cojones te ofreció Dragón Rojo para que decidieras escupir en la cara a Amekoro Yui?
¿Que qué le ofreció?
—La libertad, Akame. La dulce libertad —respondió lacónico—. Sekiryū se ofreció a romper las cadenas que me mantenían atado, y ciego. Liberaron a la Bestia de Amegakure del yugo de una de las tres grandes. Me hicieron entender de que era cuestión de tiempo para que me hicieran lo que a ti. Después de todo, cuando se percatan de que tenemos todo lo necesario para romper con el status quo o que representamos un peligro capaz de arrebatarles el poder que tanto ansían y recelan, cualquier cosa vale. Cualquier cosa —le miró el rostro calcinado como una puntualización evidente—. y ahora, mi buen amigo; yo soy un Cabeza de Dragón. Soy uno de los ocho líderes. Y puedo —un paso, luego otro—. ofrecerte la grandeza que tu propia gente te ha arrebatado. Puedo ofrecerte un camino, una ruta. ¿Quieres hacerles pagar por lo que te han hecho? tú sólo no puedes lograrlo. A mí me costó entenderlo también.
»Únete a mí, Uchiha Akame, y verás logrados todos tus objetivos. Estamos más cerca que nunca de lograr lo que nadie ha hecho en muchísimo tiempo. Podrás verlo cuando me jures lealtad. Umikiba Kaido no te pagará con la traición como Datsue. Yo sí valoro la hermandad de la que él tanto se jacta.
Esa era su prueba de fuego. ¿Sería Akame capaz de disponer de cualquier sentimiento encontrado hacia Datsue para poder alcanzar su venganza mayor?