13/04/2019, 21:33
Dejarle vivo no era una opción.
Kincho apretó, y apretó, y apretó; hasta que los pulmones del desconocido colapsaran aún estando inconsciente. Los ojos cerúleos del escualo se pasearon, no obstante, por el cuerpecillo de Muñeca que se arrastraba por los suelos con lo que parecía ser una incapacidad para respirar. ¿Era cosa de su gripe, o es que ver una polla de un hombre mayor era demasiado para ella?
Kaido llevó el cuerpo inerte del hombre hasta la casilla abierta y lo metió ahí, cerrándola de un portazo.
—Joder, Muñeca. ¿Qué coño te sucede? —le dijo, recriminándola—. nos queda un minuto. Cálmate y conviértete en ese hombre.
Kincho apretó, y apretó, y apretó; hasta que los pulmones del desconocido colapsaran aún estando inconsciente. Los ojos cerúleos del escualo se pasearon, no obstante, por el cuerpecillo de Muñeca que se arrastraba por los suelos con lo que parecía ser una incapacidad para respirar. ¿Era cosa de su gripe, o es que ver una polla de un hombre mayor era demasiado para ella?
Kaido llevó el cuerpo inerte del hombre hasta la casilla abierta y lo metió ahí, cerrándola de un portazo.
—Joder, Muñeca. ¿Qué coño te sucede? —le dijo, recriminándola—. nos queda un minuto. Cálmate y conviértete en ese hombre.