14/04/2019, 10:45
—Ja… ¡JA! —río Datsue, pasándose la lengua por los labios.
Y durante un instante Ayame se temió o peor. Temió que el Uchiha se dejará llevar por la provocación de Daruu y decidiera lanzarse de cabeza a aquel abismo. Durante un instante, la muchacha le lanzó una mirada afilada a su compañero. ¿Acaso había olvidado de lo que era capaz Uchiha Datsue? ¿Había olvidado el poder de sus ojos? ¿Había olvidado aquel gigante que había estado a punto a aplastarla? ¿Había olvidado que llevaba dentro de sí a otro bijuu, como ella, y que según palabras de Kokuo era mucho más salvaje y sádico de lo que ella llegaría a ser jamás? ¿¡Cómo se le ocurría enviar a alguien así contra las puertas de su aldea?!
Bueno, Ayame, bueno. Eso de que no la conozco… Yo conozco muchas cosas. Muchas cosas —respondió para sí, y Ayame chasqueó la lengua.
«Ah, que sí conoce dónde está nuestra aldea. Pues genial.» Pensó.
—Pero… Si no tuviese el historial tan lleno de cagadas… Hanabi dio la cara por mí demasiadas veces. Hizo mucho por mí. Hacer eso a sus espaldas… no estaría bien. Se supone que ahora soy Jōnin, que soy responsable. Pero, ¿en el improbable caso de que Hanabi me concediese permiso? Entonces… ¿Por qué no?
De verdad, Ayame no terminaba de acostumbrarse a aquel nuevo Datsue. No sólo admitía sus errores sino que además demostraba una lealtad hacia su Kage que consideraba realmente rara en él.
—Bueno... Pues... ya está todo lo que teníamos que hablar, ¿no? —dijo Daruu.
Y Ayame recordó de golpe por qué estaban en aquella barca en mitad del río del Árbol Sagrado en primer lugar.
—Eh... sí... creo que sí. Por favor, Datsue, no le cuentes a nadie —absolutamente nadie---- lo de Kokuo. Por favor...
Y durante un instante Ayame se temió o peor. Temió que el Uchiha se dejará llevar por la provocación de Daruu y decidiera lanzarse de cabeza a aquel abismo. Durante un instante, la muchacha le lanzó una mirada afilada a su compañero. ¿Acaso había olvidado de lo que era capaz Uchiha Datsue? ¿Había olvidado el poder de sus ojos? ¿Había olvidado aquel gigante que había estado a punto a aplastarla? ¿Había olvidado que llevaba dentro de sí a otro bijuu, como ella, y que según palabras de Kokuo era mucho más salvaje y sádico de lo que ella llegaría a ser jamás? ¿¡Cómo se le ocurría enviar a alguien así contra las puertas de su aldea?!
Bueno, Ayame, bueno. Eso de que no la conozco… Yo conozco muchas cosas. Muchas cosas —respondió para sí, y Ayame chasqueó la lengua.
«Ah, que sí conoce dónde está nuestra aldea. Pues genial.» Pensó.
—Pero… Si no tuviese el historial tan lleno de cagadas… Hanabi dio la cara por mí demasiadas veces. Hizo mucho por mí. Hacer eso a sus espaldas… no estaría bien. Se supone que ahora soy Jōnin, que soy responsable. Pero, ¿en el improbable caso de que Hanabi me concediese permiso? Entonces… ¿Por qué no?
De verdad, Ayame no terminaba de acostumbrarse a aquel nuevo Datsue. No sólo admitía sus errores sino que además demostraba una lealtad hacia su Kage que consideraba realmente rara en él.
—Bueno... Pues... ya está todo lo que teníamos que hablar, ¿no? —dijo Daruu.
Y Ayame recordó de golpe por qué estaban en aquella barca en mitad del río del Árbol Sagrado en primer lugar.
—Eh... sí... creo que sí. Por favor, Datsue, no le cuentes a nadie —absolutamente nadie---- lo de Kokuo. Por favor...