14/04/2019, 15:34
Y Daruu tropezó. Y cayó. Cayó precisamente sobre Datsue. Donde las piernas pierden su nombre, antes de empezar la cadera. Y como un gato al que hubiesen metido de golpe en el agua, el chico se reincorporó rápidamente.
—¡HostiaDaruumecagoentu...!
—¡¡ME CAGO EN TODOS LOS DIO...!! —bramaba, frotándose la boca como si sus labios hubiesen probado el veneno más letal del universo.
Y ambos terminaron tirándose al agua.
Ayame, mientras todo esto pasaba, había estado contemplando la escena con la boca tapada y los ojos abiertos de par en par.
Los dos chicos emergieron con un sonoro chapoteo que espantó a varios cisnes.
—¡Daruu! —bramó el Uchiha, empapado de los pies a la cabeza, mientras se ponía de pie sobre la superficie del agua. Sus ojos se clavaron en Ayame, y la muchacha temió que decidiera volver a tomar represalias contra ella. Afortunadamente, enseguida devolvió la atención a Daruu—. ¡Me prometiste que estas cosas las reservarías para la más estricta intimidad! Buenoyomevoyyaehconfíoenquellevéislabarcaaldueñoaleadiósmuybuenas!
Exclamó, antes de salir despavorido.
—¡¡SAYONAAAARAAAAAAAAA!!
—¡VUELVE AQUÍ HIJO DE PUTA! ¡VUELVE! —gritaba Daruu. Por un momento parecía dispuesto a correr tras él, pero al final optó por resoplar y volver a subirse a la barca. Se volvió hacia Ayame—. ¡Mira lo que has hecho! —dijo, sin dejar de frotarse la boca—. Ahora tendré que lavármela con jabón. Dios santo qué día de locos joder.
Ayame seguía estática, petrificada en el sitio. Y pasaron los segundos. Y entonces...
—PFFFFFFFFFFFFFFFT, JAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA —estalló a reír sin poder evitarlo, encorvándose sobre sí misma sujetándose el estómago.
Al final el día había acabado mucho mejor de lo que podría haber esperado jamás. ¿Cómo era posible que se hubiese entendido mejor con Datsue que con aquel shinobi del perro? ¡Era de locos!
—¡HostiaDaruumecagoentu...!
—¡¡ME CAGO EN TODOS LOS DIO...!! —bramaba, frotándose la boca como si sus labios hubiesen probado el veneno más letal del universo.
Y ambos terminaron tirándose al agua.
Ayame, mientras todo esto pasaba, había estado contemplando la escena con la boca tapada y los ojos abiertos de par en par.
Los dos chicos emergieron con un sonoro chapoteo que espantó a varios cisnes.
—¡Daruu! —bramó el Uchiha, empapado de los pies a la cabeza, mientras se ponía de pie sobre la superficie del agua. Sus ojos se clavaron en Ayame, y la muchacha temió que decidiera volver a tomar represalias contra ella. Afortunadamente, enseguida devolvió la atención a Daruu—. ¡Me prometiste que estas cosas las reservarías para la más estricta intimidad! Buenoyomevoyyaehconfíoenquellevéislabarcaaldueñoaleadiósmuybuenas!
Exclamó, antes de salir despavorido.
—¡¡SAYONAAAARAAAAAAAAA!!
—¡VUELVE AQUÍ HIJO DE PUTA! ¡VUELVE! —gritaba Daruu. Por un momento parecía dispuesto a correr tras él, pero al final optó por resoplar y volver a subirse a la barca. Se volvió hacia Ayame—. ¡Mira lo que has hecho! —dijo, sin dejar de frotarse la boca—. Ahora tendré que lavármela con jabón. Dios santo qué día de locos joder.
Ayame seguía estática, petrificada en el sitio. Y pasaron los segundos. Y entonces...
—PFFFFFFFFFFFFFFFT, JAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA —estalló a reír sin poder evitarlo, encorvándose sobre sí misma sujetándose el estómago.
Al final el día había acabado mucho mejor de lo que podría haber esperado jamás. ¿Cómo era posible que se hubiese entendido mejor con Datsue que con aquel shinobi del perro? ¡Era de locos!